27/12/2024
12:01 AM

24 niños viven tras las rejas con sus madres

Las privadas de libertad sufren y entran en graves cuadros de depresión cuando sus hijos cumplen cuatro años y deben dejar la prisión.

Francisco Morazán, Honduras.

Las paredes pintadas de colores llamativos y los dibujos animados impresos nos trasladan de inmediato a un jardín de niños.

Los pañales tendidos y la pequeña ropa ocupan los cordeles del patio. Los llantos y risas se confunden como en un maternal. Sin embargo, no es ningún jardín de niños y mucho menos una guardería; es el hogar Casa Cuna de la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS).

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Son 24 menores de cuatro años que viven encarcelados con sus madres hasta que cumplan el tiempo estipulado y deban salir a la libertad.

Los delitos de sus madres los han llevado a nacer y crecer tras las rejas, pero con los programas de rehabilitación implementados en la PNFAS, los pequeños tienen un jardín de niños donde la maestra es una privada de libertad.

La coordinadora de Casa Cuna es Iris Mendoza, quien ha dado a luz a dos de sus cuatro hijos en la cárcel. “No ha sido fácil. Sabemos que estamos en este lugar pagando un delito. Tratamos de sobrellevar las cosas con tranquilidad y colaboración entre todas. Llevo 12 años recluida; llegué de 23. He tenido dos hijos acá”, comentó Iris, quien purga condena por el delito de secuestro. Asegura que en dos años y medio recuperará su libertad y sonríe mientras carga a su pequeño de cinco meses, Keneth.

Originaria de Danlí, El Paraíso, la privada de libertad explicó que la cárcel femenina siempre le ha dado prioridad a la rehabilitación, al contrario de cuando llegó, pues aseguró que recibían maltratos físicos y sanciones fuertes en calidad de castigos.

“Con esta cuestión de los derechos humanos ahora nos tratan diferente. Tenemos deberes y derechos”, agregó Iris, quien organiza la mayoría de los eventos sociales dentro de la prisión.

El esposo de Iris también es privado de libertad y cada 15 días realiza la visita conyugal y una vez al mes la familiar bajo medidas de seguridad.

Foto: La Prensa

En su inocencia, los pequeños se divierten en este lugar.

Foto: La Prensa



Desesperación

Al otro extremo de la Casa Cuna se encuentran las embarazadas. Actualmente son seis, tres de las cuales son primerizas. Sus habitaciones lucían limpias, ordenadas y decoradas con artículos para bebés.

Cuando le faltan pocos días para dar a luz, Rosberi Salazar (29), muy angustiada, pidió ayuda. “Estoy acusada por extorsión y soy inocente. Estoy a punto de parir y no sé qué hacer porque dicen que voy a pasar 30 años aquí. Tengo ocho hijos afuera a cargo de mi mamá y no es justo”, confesó la privada de libertad.

Con Rosberi estaba María Carranza (27), madre de cinco y en espera del sexto. También María Esther Castañeda (37), a punto de dar a luz con cinco hijos en libertad. Las mujeres claman ayuda porque alegaron que no tienen ni defensores públicos. Las tres en estado de embarazo ansían la libertad y están acusadas de extorsión.

“La PNFAS siempre se ha destacado por los programas de rehabilitación y en Casa Cuna lo podemos ver. Hay cambios positivos y aquí tienen la oportunidad de estudiar con el programa Educatodos”, manifestó el subdirector del Instituto Nacional Penitenciario, Rubén Martell.

El comisionado resaltó que la construcción de nuevos centros penales reducirá el hacinamiento, aunque en el PNFAS lo considera controlado. “De esta prisión nunca vamos a escuchar problemas graves, ni fugas ni muertes. Hay tranquilidad en esta población penitenciaria”.