San Pedro Sula, Honduras.
El miedo a un embarazo indeseado por el fallo del anticonceptivo usado, o por no utilizarlo antes de la relación sexual, lleva a miles de hondureñas a recurrir a medidas desesperadas como tomar la píldora Plan “B”, llamada pastilla del día después, para evitar el nacimiento de un hijo no deseado.
En el papel, en Honduras la venta de esta píldora no es permitida, en la realidad se vende como “pan caliente”.
El 2 de abril de 2009, el Congreso Nacional aprobó el decreto 54-2009 que prohibió el uso, venta, compra y cualquier política o programa relacionado con la píldora, así como la distribución pagada de la misma, pero los clientes no paran de buscarla... y siempre la hallan.
Sin ningún problema, esfuerzo y sin contestar preguntas un equipo periodístico de Diario LA PRENSA compró la píldora “Plan B” en varios negocios.
No hizo falta ir a ningún establecimiento clandestino o recurrir a algún vendedor anónimo, pues la pastilla es vendida en varias farmacias y hasta en pulperías.
El precio es variable, según el lugar en el que se adquiera.
La píldora se puede comprar por L200, en algunos negocios por L150 y en otros hasta por L100.
Por obvias razones, los establecimientos que comercializan la píldora no emiten facturas al venderla y por obvias razones, tampoco los clientes las piden.
“La píldora del día después, la pastilla del día siguiente, la de las 24 horas, Plan “B”, le dicen varios nombres, pero es la misma y siempre mantiene una alta demanda”, explicó una vendedora del producto.
Según se pudo constatar, la pastilla es vendida principalmente en farmacias pequeñas e incluso en pulperías grandes y medianas.
Se venden en un empaque de cartón que contiene adentro dos píldoras, cada una de 0.75 miligramos.
Las pastillas se venden sin prescripción médica y la única indicación que brinda el vendedor es “tome una primero, la otra 12 horas después y listo”.
Debate
Está claro que ahora la ley no permite el uso de la pastilla en el país, pero a pesar de eso, el tema todavía genera acalorados debates en Honduras entre quienes exigen que siga siendo prohibida y quienes creen que se debería legalizar su uso.
Martha Lorena Casco es miembro activa de la organización Provida y ha sido una de las principales voces en el país contra el uso de esta píldora. De hecho, cuando fue diputada ella presentó la moción que ahora es el decreto que prohíbe la distribución de la pastilla.
“Muchos quieren que se legalice la venta de la pastilla porque ponen el interés económico por encima de los valores, de la vida y de lo que sea. No les importa que haya abortos con tal de vender este producto. Es inaceptable que esta pastilla se distribuya libremente cuando ya fue prohibida”, dijo Casco.
La representante de Provida manifestó que la Secretaría de Salud debe tomar acciones para evitar que se distribuya la píldora.
“La llamada Píldora Anticonceptiva de Emergencia (PAE) lo que provoca es un aborto, quizás sea permitida en otros países, pero nuestra ley se debe respetar”, indicó.
Sin embargo, totalmente opuesta a esta opinión es la del ginecólogo Ramón Antonio Leva Bulnes, quien es el diputado que presentó el año pasado una moción para permitir el uso de la pastilla en Honduras.
“La pastilla definitivamente no es abortiva. Ya ha sido demostrado científicamente. Incluso una paciente embarazada se la puede tomar y no le pasa absolutamente nada”, afirmó Leva.
El diputado detalló que en su propuesta no habló solo de comercializar la píldora, sino también que el Estado la entregara a la gente que lo solicitara conforme a su situación clínica, e incluso que la Secretaría de Salud hiciera una campaña para que los pacientes sepan cuándo y cómo usar la pastilla. El ginecólogo y diputado expresó que mantener la prohibición solo empeora las cosas en el país.
“Hoy hay una venta sin regulación y mucha gente lo usa como un método ordinario de anticonceptivo y eso es malo. Si las personas estuvieran debidamente instruidas sabrían cómo darle uso”, declaró.
Por su parte Cristina Alvarado, especialista en derechos sexuales y salud reproductiva del Movimiento de Mujeres por la Paz Visitación Padilla, y terapeuta de sobrevivientes de violencia, aseguró que las píldoras anticonceptivas de emergencia se han “satanizado” en Honduras.
“Por ignorancia y tabú prohibieron la pastilla en el país. Hasta han usado la religión para no permitirla.
No es cierto que la píldora es abortiva. Son las mismas con que planifican normalmente las mujeres pero con una dosis más alta.
Claro, la Plan “B” solo es para emergencias, no debe usarse regularmente”, dijo Alvarado, quien agregó que ver la cantidad de embarazos en adolescentes y los de mujeres víctimas de abuso debería hacer reflexionar a las autoridades para retomar el tema.
El miedo a un embarazo indeseado por el fallo del anticonceptivo usado, o por no utilizarlo antes de la relación sexual, lleva a miles de hondureñas a recurrir a medidas desesperadas como tomar la píldora Plan “B”, llamada pastilla del día después, para evitar el nacimiento de un hijo no deseado.
En el papel, en Honduras la venta de esta píldora no es permitida, en la realidad se vende como “pan caliente”.
El 2 de abril de 2009, el Congreso Nacional aprobó el decreto 54-2009 que prohibió el uso, venta, compra y cualquier política o programa relacionado con la píldora, así como la distribución pagada de la misma, pero los clientes no paran de buscarla... y siempre la hallan.
Sin ningún problema, esfuerzo y sin contestar preguntas un equipo periodístico de Diario LA PRENSA compró la píldora “Plan B” en varios negocios.
No hizo falta ir a ningún establecimiento clandestino o recurrir a algún vendedor anónimo, pues la pastilla es vendida en varias farmacias y hasta en pulperías.
El precio es variable, según el lugar en el que se adquiera.
La píldora se puede comprar por L200, en algunos negocios por L150 y en otros hasta por L100.
Por obvias razones, los establecimientos que comercializan la píldora no emiten facturas al venderla y por obvias razones, tampoco los clientes las piden.
La pastilla continúa siendo comercializada abiertamente en Honduras a pesar de la prohibición.
|
Según se pudo constatar, la pastilla es vendida principalmente en farmacias pequeñas e incluso en pulperías grandes y medianas.
Se venden en un empaque de cartón que contiene adentro dos píldoras, cada una de 0.75 miligramos.
Las pastillas se venden sin prescripción médica y la única indicación que brinda el vendedor es “tome una primero, la otra 12 horas después y listo”.
Debate
Está claro que ahora la ley no permite el uso de la pastilla en el país, pero a pesar de eso, el tema todavía genera acalorados debates en Honduras entre quienes exigen que siga siendo prohibida y quienes creen que se debería legalizar su uso.
Martha Lorena Casco es miembro activa de la organización Provida y ha sido una de las principales voces en el país contra el uso de esta píldora. De hecho, cuando fue diputada ella presentó la moción que ahora es el decreto que prohíbe la distribución de la pastilla.
“Muchos quieren que se legalice la venta de la pastilla porque ponen el interés económico por encima de los valores, de la vida y de lo que sea. No les importa que haya abortos con tal de vender este producto. Es inaceptable que esta pastilla se distribuya libremente cuando ya fue prohibida”, dijo Casco.
La representante de Provida manifestó que la Secretaría de Salud debe tomar acciones para evitar que se distribuya la píldora.
“La llamada Píldora Anticonceptiva de Emergencia (PAE) lo que provoca es un aborto, quizás sea permitida en otros países, pero nuestra ley se debe respetar”, indicó.
En las imágenes se observa cómo es comprada en distintos establecimientos, desde farmacias hasta pulperías.
|
“La pastilla definitivamente no es abortiva. Ya ha sido demostrado científicamente. Incluso una paciente embarazada se la puede tomar y no le pasa absolutamente nada”, afirmó Leva.
El diputado detalló que en su propuesta no habló solo de comercializar la píldora, sino también que el Estado la entregara a la gente que lo solicitara conforme a su situación clínica, e incluso que la Secretaría de Salud hiciera una campaña para que los pacientes sepan cuándo y cómo usar la pastilla. El ginecólogo y diputado expresó que mantener la prohibición solo empeora las cosas en el país.
“Hoy hay una venta sin regulación y mucha gente lo usa como un método ordinario de anticonceptivo y eso es malo. Si las personas estuvieran debidamente instruidas sabrían cómo darle uso”, declaró.
Por su parte Cristina Alvarado, especialista en derechos sexuales y salud reproductiva del Movimiento de Mujeres por la Paz Visitación Padilla, y terapeuta de sobrevivientes de violencia, aseguró que las píldoras anticonceptivas de emergencia se han “satanizado” en Honduras.
“Por ignorancia y tabú prohibieron la pastilla en el país. Hasta han usado la religión para no permitirla.
No es cierto que la píldora es abortiva. Son las mismas con que planifican normalmente las mujeres pero con una dosis más alta.
Claro, la Plan “B” solo es para emergencias, no debe usarse regularmente”, dijo Alvarado, quien agregó que ver la cantidad de embarazos en adolescentes y los de mujeres víctimas de abuso debería hacer reflexionar a las autoridades para retomar el tema.
|