San Pedro Sula, Honduras.
La acelerada proliferación de organizaciones criminales que cobran extorsión a la población no es un problema exclusivo de Honduras, pues es un látigo delictivo que desangra a varios países de Centroamérica.
Los hondureños le llaman “impuesto de guerra”, los salvadoreños “renta”, pero sin importar el nombre que le den, el concepto es el mismo: grupos del crimen organizado exigen dinero diario, semanal o mensual a cambio de no matar a sus víctimas.
Según la Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA) hondureña, El Salvador y Honduras, en ese orden, son los países centroamericanos en los que se paga más por extorsiones cada año. En tercer lugar de la sangrienta lista negra está Guatemala.
Cada año se pagan millones de dólares al crimen organizado en los tres países que conforman el llamado Triángulo Norte de Centroamérica, los más violentos de la región.
Los datos indican que en El Salvador se pagan más de $390 millones por extorsión al año, en Honduras más de $200 millones y en Guatemala $61 millones.
Sin embargo, sector privado, ONG y autoridades en el Triángulo Norte admiten que los montos pueden ser muy superiores, pero que es casi imposible saber con exactitud las cifras de la extorsión, pues solo se conocen los casos denunciados. Pero hay incontables extorsiones que están ocultas por el pánico de los afectados a denunciar, lo que puede significarles la muerte.
Por ejemplo, un solo caso de extorsión en El Salvador asciende hasta la increíble cifra de $50 millones, como reveló la Fiscalía General de la República (FGR) salvadoreña en febrero de este año.
El fiscal general de El Salvador, Luis Martínez, confirmó el caso. “Sí, sepan que hay extorsiones en este país (El Salvador) de $50 millones, de carácter internacional. Hay gente que lava dinero y que ha sido pagada y colabora con delincuentes internacionales”, dijo el funcionario al anunciar que el caso ya está en los tribunales.
Tres países doblegados
En Honduras, que es el segundo país más afectado por la extorsión en Centroamérica, desde hace años corre la sangre, se fuga el dinero y se respira el miedo en el país.
Este delito ha crecido tanto en Honduras que se calcula que solo las pandillas reciben más de $54 millones (más de L1,200 millones) cada año por “impuesto de guerra”; esto sin contar otras organizaciones criminales que también cobran extorsión a los hondureños.
Las críticas cifras en Honduras solo son superadas por las de El Salvador, el país que más dinero paga por extorsiones en Centroamérica.
Se valora que solo los transportistas se ven obligados a dar más de $34 millones de dólares al año a grupos criminales que les exigen “renta”.
El Consejo Nacional de la Pequeña Empresa de El Salvador (Conapes) ha calculado que el sector paga $30 millones al mes por “renta” a organizaciones del crimen organizado, lo que suma al año unos $360 millones.
La crisis es tan aguda que en El Salvador saben que hasta 10 pequeñas empresas cierran operaciones cada semana por la extorsión.
Debido este inmenso problema, en El Salvador se aprobó el recién pasado marzo una ley antiextorsiones, con lo que buscan combatir frontalmente el delito.
Sin duda, los “imperios de la extorsión” están en El Salvador y Honduras, pero no son los únicos países afectados por este problema.
Según la fundación InSight Crime, dedicada a la investigación del crimen organizado en Latinoamérica, en Guatemala se pagan $61 millones anuales por extorsión.
Maldad clonada
Las similitudes en las estrategias, en los métodos de cobro y medidas de presión son extremadamente similares en Honduras, El Salvador y Guatemala.
En los tres países matar a las víctimas o la quema de unidades de transporte es una represalia común contra quienes no “cumplen” con los pagos que les exigen los grupos criminales.
En Honduras más de 300 personas del sector transporte fueron asesinadas en los últimos cuatro años y aunque casi todos los casos quedan impunes y sin conocerse los culpables, se sabe que varias de estas muertes tuvieron relación con las extorsiones.
Muchos otros hondureños en actividaes diferentes, también fueron ultimados por no poder pagar las extorsiones.
En territorio salvadoreño este año ya han sido asesinados más de 36 transportistas; el año pasado mataron a 70.
Miembros de los Empresarios de Autobuses Salvadoreños (Aeas) han dado a conocer que en los últimos cinco años cayeron en la quiebra financiera el 35% de los empresarios que operan rutas en la zona metropolitana de la capital de El Salvador, esto debido a las extorsiones.
Corren por su vida
Miles de hondureños huyen del país por la extorsión y violencia.
Algunos salen a Estados Unidos o España, pero no todos puedes llegar tan lejos.
Un informe del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) de Honduras reveló que miles de hondureños también han huido a Panamá, Costa Rica y Nicaragua, países con índices de violencia mucho más bajos que los del Triángulo Norte.
Al revelar el éxodo de hondureños, Conadeh pidió erradicar las causas de la salida de migrantes del país, meta que aún está muy lejos.
La acelerada proliferación de organizaciones criminales que cobran extorsión a la población no es un problema exclusivo de Honduras, pues es un látigo delictivo que desangra a varios países de Centroamérica.
Los hondureños le llaman “impuesto de guerra”, los salvadoreños “renta”, pero sin importar el nombre que le den, el concepto es el mismo: grupos del crimen organizado exigen dinero diario, semanal o mensual a cambio de no matar a sus víctimas.
Según la Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA) hondureña, El Salvador y Honduras, en ese orden, son los países centroamericanos en los que se paga más por extorsiones cada año. En tercer lugar de la sangrienta lista negra está Guatemala.
Cada año se pagan millones de dólares al crimen organizado en los tres países que conforman el llamado Triángulo Norte de Centroamérica, los más violentos de la región.
Los datos indican que en El Salvador se pagan más de $390 millones por extorsión al año, en Honduras más de $200 millones y en Guatemala $61 millones.
PROBLEMA EN EL SALVADOR. En Centroamérica, los extorsionadores de El Salvador son los que más cobran al año. Empezaron quemando buses.
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Por ejemplo, un solo caso de extorsión en El Salvador asciende hasta la increíble cifra de $50 millones, como reveló la Fiscalía General de la República (FGR) salvadoreña en febrero de este año.
El fiscal general de El Salvador, Luis Martínez, confirmó el caso. “Sí, sepan que hay extorsiones en este país (El Salvador) de $50 millones, de carácter internacional. Hay gente que lava dinero y que ha sido pagada y colabora con delincuentes internacionales”, dijo el funcionario al anunciar que el caso ya está en los tribunales.
Tres países doblegados
En Honduras, que es el segundo país más afectado por la extorsión en Centroamérica, desde hace años corre la sangre, se fuga el dinero y se respira el miedo en el país.
AUDIO: Así extorsionan a transportistas en Honduras
Un informe de la Cámara de Comercio e Industrias de Tegucigalpa (CCIT) dio a conocer que al menos 72,000 empleos se han perdido por el cobro del “impuesto de guerra”, pues en solo dos años tuvieron que cerrar al menos 18,000 negocios.
Estudios señalan que solo el sector comercio se ve obligado a pagar al menos unos $27 millones (L600 millones) anualmente a los grupos criminales.
Se valora que solo entre los locatarios de los mercados de Tegucigalpa pagan $8.7 millones (L192 millones ) al año por extorsiones.
Se calcula que los transportistas hondureños pagan por extorsión más de $25 millones al año (más de L540 millones).
COBROS EN HONDURAS. Honduras es el segundo país más afectado por la extorsión. Las medidas de presión las imitaron de El Salvador.
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Las críticas cifras en Honduras solo son superadas por las de El Salvador, el país que más dinero paga por extorsiones en Centroamérica.
Se valora que solo los transportistas se ven obligados a dar más de $34 millones de dólares al año a grupos criminales que les exigen “renta”.
El Consejo Nacional de la Pequeña Empresa de El Salvador (Conapes) ha calculado que el sector paga $30 millones al mes por “renta” a organizaciones del crimen organizado, lo que suma al año unos $360 millones.
La crisis es tan aguda que en El Salvador saben que hasta 10 pequeñas empresas cierran operaciones cada semana por la extorsión.
Debido este inmenso problema, en El Salvador se aprobó el recién pasado marzo una ley antiextorsiones, con lo que buscan combatir frontalmente el delito.
Sin duda, los “imperios de la extorsión” están en El Salvador y Honduras, pero no son los únicos países afectados por este problema.
Según la fundación InSight Crime, dedicada a la investigación del crimen organizado en Latinoamérica, en Guatemala se pagan $61 millones anuales por extorsión.
FLAGELO EN GUATEMALA. Guatemala es el tercer país que más paga extorsiones en Centroamérica. Los criminales también queman buses.
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Las similitudes en las estrategias, en los métodos de cobro y medidas de presión son extremadamente similares en Honduras, El Salvador y Guatemala.
En los tres países matar a las víctimas o la quema de unidades de transporte es una represalia común contra quienes no “cumplen” con los pagos que les exigen los grupos criminales.
En Honduras más de 300 personas del sector transporte fueron asesinadas en los últimos cuatro años y aunque casi todos los casos quedan impunes y sin conocerse los culpables, se sabe que varias de estas muertes tuvieron relación con las extorsiones.
Muchos otros hondureños en actividaes diferentes, también fueron ultimados por no poder pagar las extorsiones.
En territorio salvadoreño este año ya han sido asesinados más de 36 transportistas; el año pasado mataron a 70.
Miembros de los Empresarios de Autobuses Salvadoreños (Aeas) han dado a conocer que en los últimos cinco años cayeron en la quiebra financiera el 35% de los empresarios que operan rutas en la zona metropolitana de la capital de El Salvador, esto debido a las extorsiones.
Corren por su vida
Miles de hondureños huyen del país por la extorsión y violencia.
Algunos salen a Estados Unidos o España, pero no todos puedes llegar tan lejos.
Un informe del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) de Honduras reveló que miles de hondureños también han huido a Panamá, Costa Rica y Nicaragua, países con índices de violencia mucho más bajos que los del Triángulo Norte.
Al revelar el éxodo de hondureños, Conadeh pidió erradicar las causas de la salida de migrantes del país, meta que aún está muy lejos.