23/11/2024
12:01 AM

En La Mosquitia, los buenos momentos son eternos

Equipo periodístico de LA PRENSA vivió 24 horas con los misquitos en el río Plátano.

San Pedro Sula, Honduras.

La Mosquitia es más de lo que nos han contado. Allí los buenos momentos son eternos, la pureza del aire y el estruendo de las olas del mar Caribe son sensacionales; muchas vivencias son sencillamente indescriptibles.

El territorio ubicado a 320 kilómetros de San Pedro Sula ofrece una amplia variedad de experiencias.

LA PRENSA vivió el encantador recorrido por el bosque tropical húmedo más extenso de América después de las Amazonas. Viajamos a pie, en carro, lancha, pipante y hasta en avión en una gira promovida por la Comisión de Acción Social Menonita.

6.00 am-8:00 am

La aventura empieza muy temprano para hacer la expedición. En la orilla de la laguna de Palacios, en Pueblo Nuevo, Gracias a Dios, después de recorrer en carro Atlántida y Colón, hay un sinfín de lancheros que buscan ansiosamente transportar a turistas a Plaplaya, la primera estación de la ruta, donde la meta es llegar a la Biosfera del Río Plátano.

Antes de partir, hay que estar seguro de que no falten el repelente, las botas de hule, las gafas solares y la cantimplora.

Tampoco debe faltar la comida fría o enlatada porque el encanto garantiza que no habrá nada parecido a la civilización y el ruido de la ciudad muchos kilómetros adentro de La Mosquitia.

Foto: La Prensa



Solo lleva 20 minutos en lancha cruzar la laguna para llegar a Plaplaya, el primer paraíso de La Mosquitia.

Es una pequeña franja de tierra con una distancia de 100 metros entre la laguna Evans y el mar Caribe. Hay una anfitriona llamada Patrocinia Rivera, líder comunal que da la bienvenida con una sonrisa incomparable. “Bienvenidos sean todos a la comunidad de Plaplaya. Esperamos que su visita sea reconfortante para ustedes”, dice al tener enfrente a sus visitantes.

Además de ofrecer refrescante agua de coco a los sedientos viajeros, los lleva unos metros cerca de la plaza para mostrarles su cuna de tortugas, una de las mayores atracciones del lugar. Los jóvenes salen en la noche a buscar los huevos para ponerlos a salvo de los depredadores humanos e incubarlos para que nazcan con normalidad.

Hacen esto desde 1997 y han logrado preservar más de 20 especies de tortugas.

CRUZANDO RÍOS EN CARRO. En 4x4 se llega a Pueblo Nuevo, última estación para llegar a La Mosquitia. Fotos: Yoseph Amaya.

CRUZANDO RÍOS EN CARRO. En 4x4 se llega a Pueblo Nuevo, última estación para llegar a La Mosquitia.
8.00 am- 10:00 am

Cuando el reloj a prueba de agua marcaba las 10:00 am era tiempo de abordar la lancha de nuevo, esta vez rumbo a Raista, un lugar remodelado para la comodidad natural de sus visitantes. Esta pequeña comunidad cerca de otras como Belén y Cocovila, en el municipio de Brus Laguna, es otro pequeño paraíso.

Todas las atenciones son para los visitantes. Las cabañas de madera a un metro sobre el suelo son el sitio perfecto para descansar. Cada cama tiene su mosquitero y el viento cerca de la laguna y el mar nos da ventilación natural.

Foto: La Prensa

LLEGADA A LA BELLA RAISTA. Este paraíso es de los mejores para descansar en la ruta misquita.
11.00 am- 12:00

Apenas hay un par de horas para descansar y seguir navegando. La meta es llegar a Las Marías, una comunidad legendaria y actualmente en la mira de todos porque aloja una mítica ciudad perdida de invaluable riqueza arqueológica.

Son cuatro horas más en lancha para llegar a ese lugar, pero el recorrido no se siente al observar a cada instante la belleza natural. Podríamos hacer una colección de aves por la variedad de especies que se encuentran durante el viaje en la laguna Evans.

En esta zona de Honduras se encuentra el 57% de las especies de aves del territorio nacional.

En esta etapa del viaje, el agua en botella y la comida enlatada sirven para amortiguar el ya extenuante paseo bajo los intensos rayos de sol.

Foto: La Prensa

EXPERIENCIA EN PLAPLAYA. La llegada a la Plaplaya es incomparable; allí está el vivero de tortuga.
12.00 m- 2:00 pm

Sin darnos cuenta, durante las cuatro horas de viaje llegamos al famoso río Plátano, cuya biosfera es reconocida como patrimonio de la humanidad por la Unesco. Ese imponente río es más bello de lo que parece. Muy poco profundo, tienta a darse un chapuzón bajo el sofocante clima tropical justo antes de llegar a Las Marías. A medio camino es tiempo de almorzar atún, pan integral y jamón prensado. Buen provecho para todos y a seguir navegando.

2.00 pm- 4:00pm

Las Marías comienza a notarse por las personas que aparecen con más frecuencia en la orilla del río. En ese lugar saludan a cuanto turista encuentran.

Al llegar al hospedaje sede, todos hacen fiesta. Las pequeñas misquitas salen de sus casas ofreciendo adornos de madera y los varones, pulseras de fibra.

AVENTURA EN LA SELVA. La selva conocida como Bodega en Las Marías posee variada vegetación.
4.00 pm- 6:00 pm

El guía turístico que nos acompaña en toda la aventura nos lleva al recorrido más intrépido y soñado por todo hondureño y extranjero.

Caminar una hora y luego navegar en pipantes (pequeñas canoas de madera movidas por dos canaletes impulsados por los misquitos) por el río Plátano es prodigioso. La aventura es fascinante. El río Plátano en algunos sitios tiene corrientes rápidas y violentas, donde los conductores de los pipantes deben redoblar esfuerzos para cruzar. La sensación de caer de la pequeña balsa nunca se aparta de la mente, pero ese miedo lo compensa el maravilloso paisaje que se alcanza a apreciar.

VIVERO DE TORTUGAS. Allí permanecen los huevos de tortuga para que no sean exterminados.
6.00 pm- 8:00 pm

Suenan la guitarra y el tambor improvisado con un recipiente de plástico y comienza a sonar el Ya lu’ saba. Todos lo bailan; se canta en misquito, por lo que la primera vez simplemente hay que disfrutarlo.

Los nativos explican que es un baile sexual y deja sonrojados a todos los participantes.

Así, en medio de la hospitalidad de los misquitos finaliza un día lleno de emociones en un rincón de Honduras bello y lleno de emociones irrepetibles.

Foto: La Prensa

DANZA EN LAS MARÍAS. ¡Ya lu’ saba! cantaban turistas y misquitos en la noche de despedida.