Ciudad del Vaticano, El Vaticano
La solución del problema de la inmigración clandestina pasa no por la apertura o el cierre de todas las puertas, sino por la “regularización” de los trabajadores temporales extranjeros, estimó el cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga.
En una entrevista con la AFP, este consejero del papa Francisco habló del fenómeno que afecta muy particularmente a su país, Honduras, así como a los demás integrantes del triángulo norte Guatemala y El Salvador, “que exportan sobre todo a los más jóvenes” hacia Estados Unidos.“No se pueden cerrar todas las puertas, pero es impensable abrir todo lo que se puede abrir.
La migración es un derecho, pero hay también el derecho de un país a regularizar la migración. Si dijéramos que todos los que puedan vengan, sería un desastre”, estimó el prelado centroamericano, presidente saliente de Caritas Internationalis.“¿Cómo detener la migración? No con muros sino mediante el desarrollo.
Creo que habría que regularizar. Por ejemplo, en Estados Unidos hay trabajos que nadie quiere hacer, en la agricultura. Para estos trabajos se puede regularizar dando contratos de trabajo. Una persona que viene a trabajar en los campos durante seis u ocho meses vuelve con ahorros y puede construirse una casa. Esto funcionaba antes”.
Narcotráfico
El cardenal Maradiaga, miembro del “C9” de los consejeros del papa Francisco, criticó por la violencia ligada al narcotráfico en América Latina, y especialmente en su país, “campo de batalla de los carteles de México y Colombia”.
“Todas las noches venían pequeños aviones cargados de droga, no teníamos una fuerza aérea capaz de interceptarlos”, dijo.
“El nuevo presidente hondureño (Juan Orlando Hernández) quiso terminar con eso: empezaron a extraditar a Estados Unidos a los jefes de la droga, embargaron sus propiedades -es lo único que temen- y también destruyeron las pistas clandestinas”.
“Pero hay que combatir el consumo. ¿Dónde están los mayores consumidores? En Estados Unidos, y ¿trata alguien de reeducarlos?”
El cardenal también criticó a las grandes sociedades industriales que contribuyen a destruir el medio ambiente, por ejemplo en Honduras con la minería a cielo abierto.
Comentando las críticas lanzadas en Estados Unidos, antes incluso de su publicación, contra la próxima encíclica del papa Francisco sobre la protección del medio ambiente, el cardenal Maradiaga consideró que “esas compañías atacan todo lo que obstaculiza sus ganancias”.
