Esta semana, los 10 hondureños que lograron el asilo político en Estados Unidos buscan llegar a Washington para entrevistarse con el presidente Barack Obama.
El grupo de migrantes mutilados se denominan los nuevos embajadores de Honduras en el país del norte y enfocan su lucha en evitar muertes, extorsiones y secuestros de los migrantes que cruzan territorio mexicano.
“Dimos el primer paso, pero apenas hemos avanzado en las metas que nos propusimos desde que salimos de Honduras. Sabemos que las cosas no son fáciles, pero no desmayamos. Somos los embajadores de los indocumentados y la propuesta es llegar hasta el presidente Obama”, expresó José Luis Hernández, coordinador de la Asociación de Migrantes Retornados con Discapacidad (Amiredis).
Antes de llegar a la capital estadounidense, el grupo de hondureños planifica una gira por varias ciudades, donde denunciarán las causas y condiciones de la migración.
Un calvario
Desde el 25 de febrero, los 13 migrantes mutilados salieron de El Progreso y recorrieron Guatemala y México.
Tres de ellos se quedaron en el Distrito Federal; no continuaron el viaje, pero 10 siguieron en la ruta. Hasta el 19 de marzo, la caravana llegó al puente internacional de Piedras Negras Pass Eagle con el fin de solicitar asilo o una visa humanitaria para quedarse en tierras norteamericanas.
Pasaron 37 días en un centro de migración en San Antonio, Texas. Siete de ellos fueron dejados en libertad el 26 de abril, tres se quedaron esperando la decisión de un juez de inmigración.
Una semana después, los tres hondureños que esperaban conocer si les autorizarían quedarse fueron dejados en libertad y se unieron a sus compañeros. Todos están albergados en un centro religioso de San Antonio, donde los apoyan. “Tenemos cita hasta en 2019 con las autoridades de inmigración. Por ahora nos vamos a mantener juntos hasta que logremos entrevistarnos con el Presidente. Después de cumplir la misión, cada uno se marchará adonde familiares o amigos y hará su vida”, explicó el coordinador de Amiredis.
Emocionados
En Honduras, el peregrinaje de este grupo de mutilados era seguido muy de cerca por las madres, esposas e hijos de los 10 hombres considerados héroes por sus familias porque aseguran que lograron la hazaña. “Nunca perdí la fe de que lograrían su objetivo de cruzar la frontera. Se convirtieron en héroes. Sin embargo, sabemos que la pasaron muy duro. Los trataron mal, sufrieron mucho, pero hoy están libres”, dijo a LA PRENSA Edilia de Hernández, madre de José Luis.
Edilia asegura que pasó noches y días de angustia. Temía revivir la pesadilla de 2005, cuando su hijo perdió un brazo y una pierna al caer del tren en Las Delicias, Chihuahua, México.
“No pude detenerlo. Mi hijo está convencido de que tiene que luchar por los demás compañeros que el tren mutiló. Pasamos angustiados pensando que podía pasar algo malo. Ahora decidió seguir y aunque sabemos que está luchando por los migrantes, en la casa se siente su ausencia”, dijo la madre de José Luis Hernández.
La fortaleza y el espíritu inquebrantable de los hondureños, a pesar de sus limitaciones físicas, los mantienen en pie y hacen que sus parientes los admiren.
“Los apoyamos en las dos caravanas que organizaron. Este es el fruto de su perseverancia en la lucha. Nos alegramos. Hemos hablado por teléfono con mi esposo. él es un ejemplo para mis hijos y esperamos que sean recibidos por el presidente Obama”, explicó Iris Ondina García, esposa de José Alfredo Corea.
En Texas, la organización Raíces ha acompañado en todo a los mutilados, desde el apoyo legal y sicológico hasta darles techo y comida. Raíces es el ángel de los hondureños, a quienes también apoyará en su aventura hacia la Casa Blanca.