La migración es un problema de dimensiones considerables para Honduras y afecta principalmente a la niñez. El fenómeno se incrementó en 2014 un 89% en comparación al 2013.
En el año anterior se logró registrar la migración de 2,700 niños y niñas no acompañados y de 240 familias.
Tras la crisis migratoria de finales de 2014, Honduras impulsó varias políticas públicas para promover mecanismos disuasivos y campañas de prevención para frenar este fenómeno con apoyo de organizaciones del gobierno y no gubernamentales.
Además, Honduras solicitó el apoyo de Estados Unidos, en conjunto con Guatemala y El Salvador, a través del Plan de la Alianza para la Prosperidad para buscar una salida al masivo flujo regional de indocumentados.
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