Tegucigalpa, Honduras.
Es emotivo ver que un adulto interprete el viacrucis, pero lo es más observar que un niño cargue una cruz.
Pequeños y jóvenes de la capital decidieron vivir la Semana Santa de una forma diferente uniéndose a las actividades de la Iglesia Católica como buenos feligreses.
Ayer, 25 infantes de la parroquia El Calvario formaron parte del viacrucis. Eduardo Andino (11) hizo el papel de su vida al interpretar al Nazareno.
Evangelización
Fiel a la tradición, esta comunidad religiosa encomendó este año a los más pequeños la misión de evangelizar con la interpretación de la Vía Dolorosa del Viernes Santo.
Los infantes ensayaron desde hace dos meses para revivir las últimas horas del Señor en la Tierra, explicó José Antonio Valladares, coordinador. “La dramatización infantil es una manera de evangelizar para que vean la forma como Jesús murió por nosotros y los niños crezcan en la Iglesia”.
Ataviados con pequeñas vestiduras y sandalias, los pequeños hicieron su actuación. Los soldados con sus látigos y cascos romanos, las niñas con sus coloridos velos y los varones con sus barbas de crayola negra. La humildad y el sufrimiento de la Virgen María recayeron en Alessandra Umanzor (9), mientras que el dolor de María Magdalena se vivirá a través de Esther Baquedano (8).
Uno de los días más significativos de la Semana Mayor es el Viernes Santo. La eucaristía se cambia por una intensa jornada de reflexión de la Pasión de Cristo. Ese día, los jóvenes de las diferentes parroquias del Distrito Central preparan representaciones de la Vía Dolorosa, que se convierten en el centro de la festividad.
Muchachos de entre 18 y 30 años se preparan para personificar a Jesús, la Verónica, María, Magdalena, Juan apóstol y todos los personajes que, según el Evangelio, fueron participantes claves. Para Mario Juárez, el joven administrador de empresas que interpreta a Cristo desde hace 10 años en la iglesia El Calvario, cada viacrucis es un ofrecimiento de sacrificio de su vida.
Los golpes que soportó el Hijo de Dios, la pesada cruz que cargó durante el escabroso camino y las dolorosas caídas son reales en este viacrucis, dicen los jóvenes.
Es emotivo ver que un adulto interprete el viacrucis, pero lo es más observar que un niño cargue una cruz.
Pequeños y jóvenes de la capital decidieron vivir la Semana Santa de una forma diferente uniéndose a las actividades de la Iglesia Católica como buenos feligreses.
Ayer, 25 infantes de la parroquia El Calvario formaron parte del viacrucis. Eduardo Andino (11) hizo el papel de su vida al interpretar al Nazareno.
Evangelización
Fiel a la tradición, esta comunidad religiosa encomendó este año a los más pequeños la misión de evangelizar con la interpretación de la Vía Dolorosa del Viernes Santo.
Los infantes ensayaron desde hace dos meses para revivir las últimas horas del Señor en la Tierra, explicó José Antonio Valladares, coordinador. “La dramatización infantil es una manera de evangelizar para que vean la forma como Jesús murió por nosotros y los niños crezcan en la Iglesia”.
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Uno de los días más significativos de la Semana Mayor es el Viernes Santo. La eucaristía se cambia por una intensa jornada de reflexión de la Pasión de Cristo. Ese día, los jóvenes de las diferentes parroquias del Distrito Central preparan representaciones de la Vía Dolorosa, que se convierten en el centro de la festividad.
Muchachos de entre 18 y 30 años se preparan para personificar a Jesús, la Verónica, María, Magdalena, Juan apóstol y todos los personajes que, según el Evangelio, fueron participantes claves. Para Mario Juárez, el joven administrador de empresas que interpreta a Cristo desde hace 10 años en la iglesia El Calvario, cada viacrucis es un ofrecimiento de sacrificio de su vida.
Los golpes que soportó el Hijo de Dios, la pesada cruz que cargó durante el escabroso camino y las dolorosas caídas son reales en este viacrucis, dicen los jóvenes.