El espectro del hambre se cierne sobre miles de pobladores del corredor seco de Honduras a raíz de la aguda sequía que azota esa región y provocó la pérdida total de la cosecha de granos básicos de primera y gran parte de los cultivos de postrera.
Un equipo de LA PRENSA visitó las comunidades del sur del departamento de El Paraíso y parte de Francisco Morazán y pudo constatar la precaria situación alimentaria de centenares de familias que perdieron sus cultivos de maíz, frijoles y maicillo.
A lo anterior se suma que muchas fuentes de abastecimiento de agua para consumo y preparación de alimentos se han secado, agudizando los problemas de insalubridad.
El panorama en algunos poblados como Texiguat, Vado Ancho, Liure, Soledad y Yauyupe es desolador: el ardiente sol y la ausencia de lluvias prácticamente quemaron las siembras de maíz y frijoles y solo pudo salvarse una parte de los cultivos de maicillo, el cual es mucho más resistente al clima seco.
Este año, los campesinos pudieron rescatar una pequeña porción de la cosecha de postrera, pero casi toda la siembra de primera se perdió por la extensión de la canícula y el período seco de 2014.
Desde noviembre y principios de diciembre del año anterior, las lluvias se ausentaron de la región y los cultivos no pudieron desarrollarse completamente, de modo que lo poco que pudo rescatarse se agotó a esta altura del año. El corredor seco incluye los departamentos de Valle, La Paz, Choluteca, Lempira, Intibucá, la parte sur de Francisco Morazán y El Paraíso.
Hambre aprieta
En algunos poblados, la gente ha tenido que salir en busca de alimentos para sobrevivir y otros complementan la dieta diaria con mangos verdes y otras frutas de la temporada.
Este es el caso de María Ramírez Ordóñez, una joven de la aldea El Güinopito, en Texiguat, quien relató que la reserva de maíz se agotó desde hace varios días y su padre tuvo que salir a comprar en los pueblos cercanos.
Al momento de la visita de LA PRENSA, ella se aprestaba a preparar el almuerzo para ella y sus hermanos Joseph y Mauricio, de 4 y 5 años de edad.
Dijo que raramente comen carne o pollo y su dieta consiste básicamente en arroz, frijoles y tortillas de maicillo.
Indicó que el año pasado su padre perdió toda la cosecha; pero en la siembra de postrera pudo salvar tres cargas de maíz y maicillo, que en ese momento ya se habían terminado.
Similar situación afrontaba Celso Cálix, humilde y curtido labriego de la aldea La Rinconada, quien relató que el alimento se le agotó desde hace varios días y ha tenido que comprar porciones pequeñas de maíz para completar los tres tiempos de alimentación.
Cuando se le entrevistó, el campesino buscaba ayuda en Texiguat, adonde diariamente llegan decenas de personas de las aldeas en busca de alimentos por trabajo.
Cálix expuso que siembra una pequeña parcela en las faldas del cerro, donde regularmente logra cosechar unas 20 cargas de granos básicos para el sostenimiento anual de su familia; no obstante comentó que el año anterior perdió todos sus cultivos y este año solo pudo sacar dos cargas de maíz y dos de maicillo. “Necesitamos que nos ayuden en este momento con alimentos y semilla para sembrar en esta cosecha. Si no, no sabemos cómo vamos a hacer para vivir el resto del año”, clamó.
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Un informe de evaluación de daños y análisis de necesidades en la región centro-sur del corredor seco, preparado por Oxfam y otras seis organizaciones, reveló que la sequía causó a diciembre de 2014 la pérdida del 98% de la cosecha de maíz y 97% de frijol en 55 comunidades de 14 municipios de Choluteca, Valle y Francisco Morazán.
Además dañó el 67% de los frutales y los cultivos de yuca y camote. También causó una significativa reducción del hato de cerdos, gallinas, caballos, vacas y toros y obligó a muchas personas a emigrar a la ciudad y otros pueblos en mejores condiciones.
Carlos Rosales, oficial humanitario de Oxfam-Honduras, dijo que el estudio fue hecho en octubre y noviembre y captó la situación de las familias en ese momento, pero una segunda investigación de la cosecha de primavera constatará los resultados de la postrera para predecir la posibilidad de crisis alimentaria que las familias podrían enfrentar de marzo a agosto de 2015.
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