Redacción.
Desde 1800 la Ciudad Blanca ya inquietaba a los arqueológos norteamericanos y europeos que hicieron innumerables expedición en las montañas y ríos de La Mosquitia en Honduras.
En ese tiempo era considerada como fantasmagórica e imaginaria como lo relata el autor hondureño Juan Ramón Ardón en los capítulos Las piedras de los geroglífico y la Ciudad fantasmagórica de su libro 'Al filo de un Guarizama' escrito en 1971.
El autor menciona en uno de sus párrafos: 'Aseguran que sus habitantes hablan un dialecto especial y por lo mismo, muy distinto a los demás de La Mosquitia'.
En un diálogo entre los exploradores y unos indios que sí hablaban misquito se lee: De dónde vienen, 'Whika' (de lejos), de 'unta' (montaña) y de los 'wakling' (monos blancos). Es decir de las selvas de los monos blancos y señalaron hacia el Río Plátano y los montes de Paulaya, Guampú y Patuca.
Los indígenas hablaron de 'un pueblo blanco' perdido entre las oscuras junglas donde abundan los metates (piedras de moler con figuras de animales).
Durante la expedición los indios informaron que esas piedras de moler se encuentran en una serie de 'montículos ceremoniales', pero se negaron a relatar donde estaban ubicadas.
El doctor alemán Carlos Helbsing estuvo en Honduras dedicado a estudios geográficos. Escribió un reportaje titulado en 1956 'Un viaje arriba del Río Plátano' que recorre parte de La Mosquitia.
El científico alemán hace referencia a la Ciudad Blanca que consiste en los restos de un palacio real y otros edificios de un pueblo ya desaparecido.
El expedicionista alemán dudó si los indígenas le dijeron la verdad o quisieron ocultar deliberadamente la posibilidad de que haya existido en tiempos remotos, alguna población de la cual, en aquellos parajes, quedan ocultos en la selvas, ruinas cuya existencia los indígenas guardaron celosamente el secreto.
Desde 1800 la Ciudad Blanca ya inquietaba a los arqueológos norteamericanos y europeos que hicieron innumerables expedición en las montañas y ríos de La Mosquitia en Honduras.
En ese tiempo era considerada como fantasmagórica e imaginaria como lo relata el autor hondureño Juan Ramón Ardón en los capítulos Las piedras de los geroglífico y la Ciudad fantasmagórica de su libro 'Al filo de un Guarizama' escrito en 1971.
El autor menciona en uno de sus párrafos: 'Aseguran que sus habitantes hablan un dialecto especial y por lo mismo, muy distinto a los demás de La Mosquitia'.
En un diálogo entre los exploradores y unos indios que sí hablaban misquito se lee: De dónde vienen, 'Whika' (de lejos), de 'unta' (montaña) y de los 'wakling' (monos blancos). Es decir de las selvas de los monos blancos y señalaron hacia el Río Plátano y los montes de Paulaya, Guampú y Patuca.
Los indígenas hablaron de 'un pueblo blanco' perdido entre las oscuras junglas donde abundan los metates (piedras de moler con figuras de animales).
Durante la expedición los indios informaron que esas piedras de moler se encuentran en una serie de 'montículos ceremoniales', pero se negaron a relatar donde estaban ubicadas.
El doctor alemán Carlos Helbsing estuvo en Honduras dedicado a estudios geográficos. Escribió un reportaje titulado en 1956 'Un viaje arriba del Río Plátano' que recorre parte de La Mosquitia.
El científico alemán hace referencia a la Ciudad Blanca que consiste en los restos de un palacio real y otros edificios de un pueblo ya desaparecido.
El expedicionista alemán dudó si los indígenas le dijeron la verdad o quisieron ocultar deliberadamente la posibilidad de que haya existido en tiempos remotos, alguna población de la cual, en aquellos parajes, quedan ocultos en la selvas, ruinas cuya existencia los indígenas guardaron celosamente el secreto.
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