San Pedro Sula, Honduras.
Sorprendido quedó el presidente de la Comisión de Acción Social Menonita, Nelson García Lobo, al conocer que entre las fuentes de ingreso de los pobladores de los bordos está el sicariato.
Resulta que el personal técnico de la institución que representa levantó un diagnóstico en uno de los cinturones de miseria de la ciudad y uno de los encuestados manifestó sin tapujos que con el dinero proveniente del sicariato sostenía a su familia.
La revelación la hizo García Lobo en un foro de vivienda, donde llamó la atención de las autoridades locales y gubernamentales sobre las consecuencias de la extrema pobreza.El último diagnóstico revela que ya hay 14,000 familias viviendo en los 16 bordos y además en el 33% de los hogares viven entre 5 y 6 personas, es decir que unas 70,000 personas ocupan estas zonas de riesgo, según datos de la Comisión de Acción Social Menonita.
Reubicación
Entre los hallazgos de ese diagnóstico está que el aumento de personas en los bordos es de un 35% cada dos años.
También que el crecimiento de la población avanza aceleradamente debido al deterioro en la calidad de vida y a los altos niveles de pobreza que se ha agudizado en los últimos años.
Otro factor que ha incidido en el aumento de la población de los bordos, según el último estudio, es la constante promoción sobre posibles procesos de reubicación. Esto genera interés en beneficiarse de estas posibilidades.
La mayoría de personas que recientemente están invadiendo los bordos proceden de los barrios Sunseri, Río Blanco y Asentamientos Humanos, por el aumento en la renta y eliminación de las cuarterías.
La falta de empleos dignos y el alto costo de la vida están provocando que varias familias tengan que emigrar a los bordos, donde no pagan luz, agua y el alquiler es bajo.
García Lobo manifiesta que el cauce de los ríos está siendo invadido por personas y esto provoca mayor vulnerabilidad a las inundaciones.
“ Muchas personas han hecho de los bordos su forma de vida, pues tienen cuartos de alquiler y otros negocios. A estas personas no les conviene la reubicación”, detalló.
El diagnóstico establece que el 94% de los habitantes tiene casa propia dentro de los bordos, pero el 89 % de la población de los bordos quieren ser reubicados.
La bicicleta es el medio más común de estos pobladores, quienes además sufren de inseguridad, hacinamiento, baja autoestima, conformismo y discriminación por su condición social.
Sorprendido quedó el presidente de la Comisión de Acción Social Menonita, Nelson García Lobo, al conocer que entre las fuentes de ingreso de los pobladores de los bordos está el sicariato.
Resulta que el personal técnico de la institución que representa levantó un diagnóstico en uno de los cinturones de miseria de la ciudad y uno de los encuestados manifestó sin tapujos que con el dinero proveniente del sicariato sostenía a su familia.
La revelación la hizo García Lobo en un foro de vivienda, donde llamó la atención de las autoridades locales y gubernamentales sobre las consecuencias de la extrema pobreza.El último diagnóstico revela que ya hay 14,000 familias viviendo en los 16 bordos y además en el 33% de los hogares viven entre 5 y 6 personas, es decir que unas 70,000 personas ocupan estas zonas de riesgo, según datos de la Comisión de Acción Social Menonita.
Reubicación
Entre los hallazgos de ese diagnóstico está que el aumento de personas en los bordos es de un 35% cada dos años.
También que el crecimiento de la población avanza aceleradamente debido al deterioro en la calidad de vida y a los altos niveles de pobreza que se ha agudizado en los últimos años.
Otro factor que ha incidido en el aumento de la población de los bordos, según el último estudio, es la constante promoción sobre posibles procesos de reubicación. Esto genera interés en beneficiarse de estas posibilidades.
La mayoría de personas que recientemente están invadiendo los bordos proceden de los barrios Sunseri, Río Blanco y Asentamientos Humanos, por el aumento en la renta y eliminación de las cuarterías.
La falta de empleos dignos y el alto costo de la vida están provocando que varias familias tengan que emigrar a los bordos, donde no pagan luz, agua y el alquiler es bajo.
García Lobo manifiesta que el cauce de los ríos está siendo invadido por personas y esto provoca mayor vulnerabilidad a las inundaciones.
“ Muchas personas han hecho de los bordos su forma de vida, pues tienen cuartos de alquiler y otros negocios. A estas personas no les conviene la reubicación”, detalló.
El diagnóstico establece que el 94% de los habitantes tiene casa propia dentro de los bordos, pero el 89 % de la población de los bordos quieren ser reubicados.
La bicicleta es el medio más común de estos pobladores, quienes además sufren de inseguridad, hacinamiento, baja autoestima, conformismo y discriminación por su condición social.