26/12/2024
06:44 AM

Migrantes cruzan como balseros el sur de México

México.

Agobiados por los controles fronterizos, los ansiosos coyotes y bandas criminales, los indocumentados recorren nuevas rutas para llegar a Estados Unidos.

Muchos han descartado subirse al tren conocido como la Bestia, una aventura que ha dejado muertos o lisiados a miles, y ahora lo hacen caminando hasta sangrar de los pies o bien pagan más para irse por la ruta de moda: cruzar Chiapas en balsas o lanchas, según lo que se pueda pagar. Esta es la ruta marítima de la costa del Pacífico.

De acuerdo con el reporte del Relator de las Organizaciones Unidas sobre los Derechos de los Migrantes, la población migrante en tránsito por México anual es de aproximadamente 400 mil personas. En su mayoría se trata de hondureños, indica el informe La ruta del encierro, producido por la organización Sin Fronteras.

Esto los hace el grupo migrante más afectado por los delincuentes y los más capturados y remitidos a las estaciones migratorias de donde son deportados.

De las 86,929 detenciones hechas en 2013, la cantidad de 81,394 son migrantes provenientes de América Central. Según los datos, 32,243 eran hondureños.

Foto: La Prensa



Ruta peligrosa

Los migrantes ahora evaden las garitas migratorias que se han instalado en Chiapas y toman como ruta alterna subirse a lanchas que recorren la parte costera del Pacífico chiapaneco, saliendo de Puerto Madero en Chiapas para llegar a Salinas Cruz, Oaxaca.

Al menos cuatro puntos peligrosos se han identificado en el trayecto entre Arriaga y Chahuites, donde los poblados de Los Corazones y La Chatarrera son los más temidos por los migrantes, quienes enfrentan un verdadero infierno al ser víctimas de las bandas criminales que, además de asaltarlos, los extorsionan a su paso por este territorio.

“Es un peligro el que enfrentan nuestros hermanos. A diario llegan al albergue heridos, sin dinero, cansados porque han sido acechados por los grupos criminales. Buscan evadir los controles a un precio alto: sus vidas. Todo eso ha provocado que los estén asaltando”, informó Alberto Donis Rodríguez, coordinador del Albergue Hermanos en el Camino, ubicado en Ixtepec, Oaxaca.

Foto: La Prensa



Menos en la Bestia

Cada semana, el tren parte de Arriaga, Chiapas, pero ya no son muchos los migrantes que deciden subirse a la Bestia.

De centenares de centroamericanos que antes abordaban el tren de carga, ahora apenas unos 30 se lanzan a la aventura.

Cruzan el municipio de Juchitán, Oaxaca, y en este lugar muchos se bajan; saben que los operativos están en los siguientes puntos. La mayoría decide seguir a pie por el camino.

Otros migrantes que tienen más dinero costean el viaje por mar. Toman balsas para bordear la costa del océano Pacífico, que es la nueva ruta alterna, pero ese viaje les cuesta 250 dólares, unos 5,250 lempiras.

Algunas de estas balsas zarpan del puerto de Ocós en San Marcos, Guatemala, y realizan escalas en pueblos costeros de los municipios de Mazatán, Acapetahua y Tonalá, Chiapas, en México.

De allí siguen por el golfo de Tehuantepec, sin alejarse mucho de la costa, hasta el puerto de Salina Cruz, en Oaxaca.

Otra ruta parte de Mazatán y de allí recorre el mar o canales intercosteros con escalas en pueblos de Acapetahua y Tonalá hasta Salina Cruz, en el estado de Oaxaca.

Foto: La Prensa