Considerado líder dentro de su partido, Rafael Leonardo Callejas, expresidente de Honduras, sigue siendo una figura beligerante en el país.
En las últimas semanas se ha reactivado el Movimiento Nacionalista Rafael Callejas (Monarca) que lo llevó al poder en 1990. Muchos consideran que es debido a las pretensiones del Partido Nacional de reformar la Constitución de la República para permitir la reelección presidencial; sin embargo, el exmandatario aseguró que es por el 25 aniversario del movimiento.
Estoy contento. El presidente Hernández ha demostrado que tiene capacidad de ejecutar y una visión clara de país. Ha tomado resoluciones significativas, como la firma con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Nunca es fácil este acuerdo porque tiene costos económicos y políticos, pues al final el punto determinante es la austeridad.
Por muchos años, evidentemente, sin que eso afecte la alternabilidad del poder. Me gustaría ver a mi partido ganando elecciones en democracia. No somos un partido hereditario ni dictatorial; somos abiertos.
Soy un hombre de decisiones ejecutivas, no compartidas. Soy más ejecutivo que conciliador, aunque no lo parezca por mi carácter.
Veo tres, cuatro, mujeres incluidas. Más de eso sería problemas para nosotros. Lo que no desearía es ver proliferar muchos movimientos. En las elecciones primarias, muchos movimientos debilitan los partidos.
Lo que está ocurriendo en otros partidos es beneficioso para nosotros. El Partido Liberal rápidamente tiene que encontrar una ruta y es un camino de sacrificio. Es muy difícil la situación de los liberales.
Para el país y en mi caso en particular es una institución sumamente importante. No quisiera ver polarizado el país con el Partido Nacional - Libertad y Refundación. Siento que ideológicamente es demasiado extremo.
Es un partido heterogéneo, difícil. Una campaña solo con ellos no es buena para Honduras; ocupamos al Partido Liberal. Los considero inaccesibles para el diálogo, son muy dogmáticos, tienen que aprender bastante a pesar de que Manuel Zelaya es muy simpático.
Desconocer que Zelaya es el líder de Libre es no entender este partido. Están en este conflicto tratando de quitarle el liderazgo y eso es natural en él. Zelaya es el partido; ningún otro líder existe en Libre.
Se llama Juan Orlando Hernández; después vendrán otros.
Si la Corte Suprema resuelve favorablemente a la reelección presidencial, podemos entrar a un amplio debate sobre el tema. Si no se da, pienso que ahí termina;, tendrá que buscarse otra ruta.
Si se llegase a dar, es porque el pueblo lo decide. Nosotros quisiéramos que fuera continua, no alterna. Si es alterna, para nosotros no tiene lógica porque esperamos que el presidente Hernández concluya su primer gobierno bien.
Desde el punto de vista personal y lo que uno pueda hablar de vanidad, qué bonito volver a participar en una campaña, a lo mejor. Pero todo esto lleva un riesgo implícito y es el hecho de que Zelaya es un candidato fuerte.
Si las condiciones fueran esas, sí, y asumiendo que continuará con el buen ritmo que lleva el Gobierno. Queremos que él concluya bien para tener nuestra carta de presentación; si no, no tiene ningún tipo de sentido la reelección.
No se trata de eso, sino que nuestro racionamiento pasa por no darle la oportunidad a Zelaya. Cedemos el espacio para que él no sea candidato y si lo es, que sea contra un candidato nuevo.
Diría que sí. El partido está consolidado con él. Tiene un liderazgo claro; hay que respaldarlo.
Los hondureños recuerdan las mejores carreteras de Centroamérica, pero me gustaría destacar el fortalecimiento de los derechos humanos en mi Gobierno. Regresaron todos los extrañados y se crearon varias instituciones en este ámbito.
Tema del pasado. Está en las gavetas del olvido. Lo considero de las grandes injusticias porque nunca presentaron nada. No fueron capaces de presentar absolutamente nada y pasaron 14 años desde que fui Presidente. Lo considero un acto francamente deleznable.