El hondureño-estadounidense Ricardo Zúñiga, asesor del presidente Barack Obama para asuntos de las Américas, habló en exclusiva con Diario LA PRENSA sobre su relevante papel en las negociaciones secretas que pusieron fin a 55 años de aislamiento entre Estados Unidos y Cuba y que permitieron la reapertura histórica de relaciones entre ambos Estados. (Escuche el audio de la entrevista)
Tras diversas gestiones con personeros del servicio diplomático estadounidense y de la Casa Blanca, LA PRENSA consiguió la primera entrevista que Zúñiga ofrece a un medio hondureño en torno a sus activas gestiones que llevaron al desplome del muro que dividía a ambos Estados en el campo político y diplomático.
Zúñiga es uno de los asesores hispanos más influyentes en la Casa Blanca y actualmente se desempeña como director para el Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional desde 2012 en sustitución de Dan Restrepo.
El joven e influyente diplomático, de voz pausada y finos modales, aprovechó para expresar su amor a Honduras y resaltar los nexos familiares que todavía le unen a este país centroamericano, en cuya capital, Tegucigalpa, vio la luz, dio sus primeros pasos y conoció sus primeras letras antes de partir a EUA a residir junto a su madre estadounidense. Ricardo es hijo del militar y diplomático hondureño, Jorge Ricardo Zúñiga Morazán;, nieto del político y excandidato presidencial nacionalista Ricardo Zúñiga Agustinus, ya fallecido, y sobrino de la política y exministra de Inversión Social del Gobierno de Ricardo Maduro, Elizabeth “Tita” Zúñiga. Su estirpe es netamente hondureña, aunque ostenta la ciudadanía norteamericana. ¿Ricardo cuál fue su participación en este acuerdo histórico entre Estados Unidos y Cuba? Cuando el presidente Obama entró (a la Presidencia) en 2009, quería cambiar una política que no había dado la solución deseada en 55 años. Él sabía que era necesario dar un giro y enfocarnos en políticas para mejorar las condiciones del pueblo cubano dentro de lo posible. Las sanciones económicas o el embargo están impuestos por ley, y no es una cuestión de acciones ejecutivas, pero el presidente tiene cierto margen para modificar su aplicación. Es por eso que el restablecimiento de relaciones diplomáticas pertenece al presidente y al Ejecutivo de acuerdo al sistema estadounidense. Él quería hacer eso y sabía que teníamos que solucionar el caso de dos personas principalmente: del ciudadano norteamericano Alan Gross, que había sido detenido en Cuba en diciembre de 2009, y también teníamos el caso de una persona que había sido importante para los servicios de inteligencia de Estados Unidos que queríamos liberar de una cárcel de Cuba en la que había estado en los últimos 20 años. Como asesor principal del presidente para las Américas tuve la tarea de trabajar para ver qué podíamos hacer para llegar a una solución, una tarea en la que no estaba solo. El Departamento de Estado había trabajado duramente, el presidente, el vicepresidente y varios oficiales de los Estados Unidos habían trabajado a través de los años tratando de lograr la liberación del señor Gross. Aparte de eso había un esfuerzo por muchos actores internacionales y miembros de la sociedad civil de Estados Unidos y otros países que estaban intentando alcanzar su liberación también. Mi papel fue ser una de las dos personas, junto a Ben Rhodes, que es el asesor del presidente y consejero adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, en participar en las conversaciones con las contrapartes de Cuba para tratar de encontrar una solución a los casos que mencioné a cambio de los tres agentes cubanos de inteligencia encarcelados en Estados Unidos ¿Fueron difíciles las negociaciones y hubo momentos en que estuvieron a punto de romperse?
Sí fueron difíciles porque se trataba de asuntos muy complejos para ambos países. También tenemos unas diferencias muy importantes en relación a las formas de gobierno, la democracia y los Derechos Humanos. Lo que puedo decir es que las conversaciones fueron muy francas, abierta y respetuosas, pero en algunos aspectos muy difíciles porque se trataba de asuntos muy complicados y de una historia muy complicada. Lo que ambos países sí negociamos fue este intercambio de agentes de inteligencia y la liberación del señor Groos bajo condición humanitaria. Los dos países también presentaron cambios en su política, de forma soberana y unilateral. En el caso de Estados Unidos eso representó los cambios que divulgó el presidente Obama el día miércoles en relación a la política sobre el embargo, el restablecimiento de relaciones diplomáticas y toda una serie de otros elementos que no fueron tan sujetos a la negociación. ¿Este acuerdo es el principio del fin del embargo económico a Cuba?
Lo que queda claro es que ha sido una política que no ha traído la solución deseada en más de 55 años, y el presidente pensó que merecía una revisión dentro de lo autorizado por el Ejecutivo para modificar las sanciones y ayudar a impulsar el flujo de información y recursos al pueblo cubano para que ellos mismos puedan mejorar sus condiciones y tener más capacidad dentro de su mismo país. ¿Qué implicaciones tiene este acuerdo para Honduras y el resto de Latinoamérica en el campo geopolítico?
En Honduras ha despertado mucho orgullo que alguien con raíces hondureñas haya tenido un rol protagónico en este histórico acuerdo. ¿Usted qué piensa, se siente netamente hondureño aún?
Sí claro que me siento hondureño. Lo que yo creo que tipifica al hondureño es la moderación y la capacidad de hablar con quien sea. En este caso creo que lo hemos comprobado, no solo yo sino que fueron muchas personas que participaron en este esfuerzo. Claro que me da orgullo y todos los días extraño a mi país natal y siento que este espíritu de moderación y de diálogo es algo que ha contribuido a este esfuerzo. ¿Qué mensaje le envía a su familia que vive en Honduras y ha estado pendiente de usted después de este hecho?
Un saludo y un abrazo y todo lo mejor por la Navidad y espero que sepan que lo que hemos hecho aquí es para el bienestar de los pueblos de las Américas y pensamos que es un nuevo momento y siento mucho orgullo de ser parte de mi familia y tener a tantos parientes todavía en Honduras. Les mando un mensaje de amor, de cariño y de mucho deseo para lo mejor. ¿Cómo ven a Honduras y su Gobierno desde la Casa Blanca? ¿Cómo lo analizan?
Creo que es una buena pregunta. Aquí, la situación de Honduras es algo importante para el presidente Obama; claro que tuvimos muchas oportunidades de tener intercambios acerca de la situación de Honduras durante el verano, cuando ocurrió el flujo migratorio que afectó a tantas personas. ¿Qué puede hacer
Ricardo Zúñiga por Honduras desde el puesto de relevancia que hoy ocupa en la Casa Blanca?
Lo que puedo decir es que estoy trabajando para implementar el esfuerzo dirigido e instruido por el presidente Obama con el fin de mejorar las condiciones y trabajando con el Gobierno de Honduras. A eso estamos dedicados. Aquí circuló una fotografía del presidente Obama dialogando con usted en el Salón Oval de la Casa Blanca. ¿Qué le decía el Presidente en ese momento? Esa fue la conversación entre el presidente (Obama) y el presidente Raúl Castro. Habíamos preparado esa conversación y estábamos escuchándola. Pero cuando sale de pie con usted, ¿qué le decía?
Estábamos hablando de los primeros pasos. (Se ríe). De c{omo íbamos a implementar este giro importante en la política de Estados Unidos. Entonces estábamos habalndo de su implementación. ¿Cuándo viene por Honduras?
¿Guarda a Honduras siempre en el corazón?
¿Usted nació en Tegucigalpa?
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