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San Pedro Sula, Honduras.
Algunos con flores y otros con lágrimas. Los sampedranos empezaron a llegar a los camposantos de la ciudad para coronar a sus familiares muertos.
Ayer se conmemoró en Honduras el Día de los Santos, dedicado a los niños fallecidos. Sin embargo, la fecha de mayor movimiento es hoy, Día de los Fieles Difuntos.
En ambas fechas, los hondureños acuden a los cementerios con el fin de visitar a sus parientes fallecidos.
La lluvia no detuvo a los ciudadanos, que desde ayer se hicieron presente a estos lugares como antesala a esta fecha especial.
Algunos empezaron a visitar las sepulturas desde inicios de la semana con el propósito de pintarlas, limpiarlas e incluso adornarlas con flores naturales y artificiales.
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Comercio
Esta temporada también representa un lucrativo negocio para los vendedores de flores, quienes se apuestan en las entradas de los cementerios de la ciudad para ofrecer su producto.
Aunque también en los mercados hay movimiento, en la venta de flores los que hacen el mayor negocio son los que llegan hasta los camposantos.
Los precios oscilan entre los 100 y 300 lempiras por los arreglos, mientras las coronas andan alrededor de L200.
Otros ofrecen sus servicios de limpieza y reparación de tumbas en cementerios como La Puerta, Los Laureles, El Central, Chamelecón y Rivera Hernández.
Ellos cobran según el estado de las tumbas. Los precios van desde 30 hasta 150 lempiras.
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Seguridad
En el caso de los camposantos públicos, están siendo resguardados por elementos de la Policía Nacional y Militar.
En las entradas y salidas tanto como en el interior de los cementerios, permanecen elementos de seguridad resguardando a los visitantes.
“Estaremos aquí mañana -hoy- que es cuando se espera más movimiento, pues es el mero Día de los Difuntos y, además, es domingo”, expresó Miguel Ángel Hernández, miembro de la Policía Nacional.
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Ventas
A pesar de que en la tradición católica se trata de recordar a sus muertos, esta fecha es más de celebración que de luto, puesto que las familias llevan flores, artículos decorativos, algunos hasta música y comparten por horas en estas áreas. La devoción de los que mantienen esta tradición es admirable, pues siguen recordando a sus seres amados más allá de la muerte.
