Rafael Pineda Ponce vuelve a la carga. El gobierno de Manuel Zelaya, dice, 'no tiene dirección, ni brújula ni metas'.
Lo mejor que le pudiera ocurrir en los próximos 20 meses que le quedan de su mandato es que enderezca 'un poco la guía para saber para dónde vamos y no nos lleven los vientos con sus caprichos'.
Pineda Ponce fue parte de la estrategia de campaña de Zelaya al que apoyó después de que éste ganó las elecciones primarias de 2005. Luego, Zelaya lo nombró ministro de Educación, pero sólo duró un año.
¿Comparte esa posición crítica de la Federación Nacional de Ganaderos de Honduras, Fenagh, respecto al plan de producción del Gobierno?
Éstas son medidas necesarias, inaplazables. Debieron haberse tomado desde el inicio del Gobierno porque de manera improvisada producirá resultados, pero muy frágiles, muy poco consistentes y pueden convertirse en un sentimiento de defraudación al pueblo.
¿Por qué cree usted que el presidente Zelaya hasta ahora está tomando estas medidas?
Lamentablemente y no puedo ocultarlo, en muchas de las acciones del actual Gobierno ha primado la improvisación, el golpe de efecto y a ratos un poco la teatralidad, más que el análisis sereno, juicioso y certero de los problemas nacionales.
¿No cree que estas medidas encaren con satisfacción una eventual crisis alimentaria?
Van a paliarla, no cabe duda. Es preferible que ocurra eso a que no ocurra nada.
¿Hubo mucha promesa de campaña del Presidente ?
Sí. Algunas que resultaron absurdas, rebajar el precio al petróleo y sus derivados. ¿Y cómo se va a rebajar si aquí no producimos ninguna gota? Lo consumimos grueso y refinado y los precios nos los imponen los países productores y exportadores. Yo en son de broma decía que ahora que tienen problemas los países del Oriente con el asunto del petróleo deberían llevar unos técnicos hondureños para que les digan cómo se arregla.
¿Qué mensaje le da al presidente Zelaya ?
Siempre es saludable un golpe de timón, enderezar un poco la guía para saber para dónde vamos y que no nos lleven los vientos con sus caprichos.
