21/09/2024
11:44 PM

Cada dos horas deportaron un niño hondureño durante 2017

Niños migrantes están expuestos a violencia, abusos y violaciones, lamenta Unicef.

    San Pedro Sula, Honduras.

    El camino de los migrantes hondureños que viajan de forma irregular rumbo a Estados Unidos es una odisea, y es peor para los menores que viven un auténtico calvario para tratar de hacer realidad el “sueño americano”.

    Muchos de estos niños viajan acompañados de familiares, pero aun más trágica es la realidad que tienen que vivir en su travesía aquellos menores que se van solos rumbo a territorio estadounidenses buscando mejores condiciones de vida y reunirse con sus familias que los esperan.

    A pesar del endurecimiento de las políticas migratorias impuestas en el actual Gobierno encabezado por Donald Trump, continúan siendo miles los niños que emigran irregularmente a Estados Unidos.

    Prueba de ello es que en promedio cada dos horas fue deportado un niño hondureño durante el año pasado.

    En 2017 fueron deportados 4,730 menores originarios de Honduras, la mayoría retornados desde Estados Unidos y México, según registros del Observatorio Consular y Migratorio de Honduras.

    Los menores hondureños son los más expuestos a la violencia, violaciones y otros abusos durante los viajes de migración irregular rumbo a Estados Unidos.
    Una minoría de ellos fueron deportados desde Guatemala, El Salvador y Belice, pero todos tenían algo en común: querían llegar a Estados Unidos. A pesar de que la cifra aún es alta, la cantidad de niños hondureños deportados se redujo más de la mitad.

    Los 4,730 menores hondureños retornados en 2017 representan una disminución de 5,036 deportados menos que en 2016, cuando la cifra registrada fue de 9,766 niños deportados.

    El país que más niños hondureños deportó el año pasado fue México, que hizo retornar a Honduras a 4,474 menores.

    Sufrimiento

    Los niños hondureños que migran de forma irregular a Estados Unidos están expuestos a ser víctimas de la violencia, diferentes tipos de abusos y violaciones.

    “En cualquier parte del mundo emigrar no es un delito, es un derecho humano. La dificultad está en hacerlo de forma irregular por los grandes riesgos que enfrentan las personas durante su viaje”, manifestó Héctor Espinal, especialista en Comunicación del Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia ( Unicef) para Honduras.

    Expertos y diversos informes señalan que los menores, por su fragilidad, sufren un impacto psicológico y físico mucho mayor que los adultos.
    Espinal hizo hincapié en que el impacto psicológico y la inseguridad física es mucho mayor para los niños que emprenden su camino de forma irregular hacia territorio estadounidense.

    “Las personas que emigran de forma irregular a Estados Unidos desde Honduras, Guatemala y El Salvador, países que conforman el Triángulo Norte, tienen que pasar por riesgos muy grandes, y estos peligros son aun mayores para los menores, por toda la travesía que hacen, pues los niños están expuestos a la violencia, a violaciones y otros distintos tipos de abuso.

    Los niños son en especial los que están más expuestos. Muchos sufren tragedias en el camino”, lamentó el miembro de Unicef.

    Espinal expresó que el Gobierno de Honduras ha hecho grandes esfuerzos para no dejar desamparados a los migrantes y que ha impulsado programas para contribuir a crear mejores condiciones de vida que ayuden a reducir la emigración irregular. “2018 es un año de retos para toda la comunidad, la familia, el sector privado, para contribuir a que niños, niñas y familias del país puedan asegurar su bienestar en Honduras y así reducir la emigración hacia el norte, mediante la generación de mejores condiciones de vida”, dijo Espinal.

    198 menores hondureños deportados por vía aérea desde Estados Unidos fue la cifra registrada el año pasado.
    Traumas

    Las difíciles experiencias vividas por los menores en su migración irregular a Estados Unidos deja muchos traumas en los niños, explica Magdalena Turcios, máster en Psicología Familiar, quien ha atendido muchos casos de niños deportados.

    “Resulta traumático para los niños la experiencia de esta migración o ser deportados. En algunos casos los niños quedan afectados en la parte emocional presentando insomnio, pesadillas, como resultado del estrés postraumático, según las circunstancias en que se haya dado el viaje”.

    Turcios agrega: “Algunos niños son más vulnerables y presentan depresión, ansiedad, pesadillas y muchos miedos tras vivir una gran situación traumática. Otros incluso desarrollan fobias sociales y poca tolerancia a la frustración”.

    La psicóloga añade: “Tengo niños como pacientes a los que les toma mucho tiempo superar el trauma de haber viajado o ser deportados”.

    Los peligros a los que están expuestos tanto niños como adultos quedan plasmados en el informe de la organización Médicos Sin Fronteras, que da a conocer que el 92% de los migrantes atendidos por ellos han padecido de violencia en sus países de origen o en la ruta migratoria.

    58 niños hondureños fueron deportados desde Guatemala, El Salvador y Belice durante 2017.
    El documento se refiere a migrantes que son originarios de Honduras, El Salvador y Guatemala, los países del llamado Triángulo Norte de Centroamérica.

    El inform Forzados a huir del Triángulo Norte de Centroamérica: Una crisis humanitaria olvidada fue hecho público a finales de 2017. “El 92.2% de los migrantes y refugiados atendidos por los equipos de salud mental de Médicos Sin Fronteras en 2015 y 2016 han sufrido un evento violento en su país de origen o durante la ruta a través de México”.

    El documento menciona que unas 500,000 personas entran a México cada año, en su mayoría del Triángulo Norte de Centroamérica.

    En el estudio se da a conocer el testimonios de un hondureño de 15 años al que se menciona como “Axel”.

    Según cuenta él, huyó de Honduras debido a que fue víctima de la violencia de pandilleros.

    Cifras del Observatorio Consular y Migratorio de Honduras revelan que en 2017 fueron deportados 48,022 hondureños, entre adultos y niños, cifra muy inferior a los 69,103 retornados en 2016 y los 75,875 deportados en 2015.