San Pedro Sula, Honduras.
Ahora que el Instituto Nacional Penitenciario (INP) tiene en funcionamiento las dos primeras cárceles de máxima seguridad, el Gobierno planea reanudar la construcción del presidio de la costa norte el mes próximo.
La reactivación de la construcción del presidio, ubicado en la aldea La Acequia, Naco, Santa Bárbara, conllevará una transformación de la infraestructura para que pueda operar bajo los parámetros de la Asociación Americana de Prisiones (ACA).
Luis Fernando Suazo, secretario técnico del Gabinete de Defensa y Seguridad, le informó a LA PRENSA que el Gobierno continuará la construcción en junio.
El
presidio de Naco, que sustituirá al de
San Pedro Sula, es un complejo penal compuesto por seis módulos independientes de celdas metálicas armadas con contenedores de carga. Cada módulo consta de tres pisos y cuatros pabellones. Cada pabellón posee más de 35 celdas de tres metros de ancho por dos de profundidad.
En el interior de cada celda hay dos planchas de concreto de unas 4.5 pulgadas de espesor, instaladas a manera de litera, en las cuales colocarán colchones para que duerman dos reos.
Los dos presos compartirán ese espacio reducido, un retrete y un lavabo metálico que se encuentran frente a las camas.
A diferencia de las celdas de
El Pozo y La Tolva, que tienen la parte frontal totalmente cerrada, la fachada de los cubículos penitenciarios de La Acequia consisten en una reja armada de varillas de acero de, por lo menos, una pulgada de grosor. Desde adentro, los reos podrán ver el exterior del módulo completamente a través de unos 192 cuadros en componen la trama metálica.
La puerta, que también forma parte de la reja, tiene en la parte media un sistema rudimentario de seguridad: un pasador de hierro y una cerradura que, fácilmente, puede ser alcanzada por la mano del reo.
Dado a que cada módulo, que tiene forma de cuadrilátero, carece de techo en la parte central, todas las celdas se hallan expuestas a la penetración directa de los rayos del sol.
Al mediodía, a causa del impacto de los rayos solares, la temperatura dentro de las celdas aumenta, pues las paredes son metálicas.
Diseño
El actual Gobierno, que desarrolla un sistema penitenciario moderno, decidió frenar la construcción para evitar más gastos debido a que el diseño de esa cárcel no cumple los parámetros de seguridad exigidos por la Asociación Americana de Prisiones (ACA).
La cárcel de La Acequia es un proyecto que monseñor Rómulo Emiliani impulsó luego de que en mayo de 2014 murieran 107 reclusos de la pandilla MS durante un incendio acaecido en el hogar 19 del presidio de San Pedro Sula.
En 2013, después de muchas súplicas ante los diferentes Gobiernos, el comité pro construcción, liderado por Emiliani, comenzó la edificación con dinero estatal desembolsado a cuentagotas.
En ese entonces, el comité calculó que esta nueva prisión costaría alrededor de 400 millones de lempiras.
Periodistas de
LA PRENSA que han visitado
El Pozo en Ilama y La Tolva en Morocelí han constatado que la prisión de La Acequia no reúne las características de seguridad que ofrecen las nuevos prisiones de máxima seguridad.
Para el caso, La Acequia carece de puestos de control (aduanas), cocinas, talleres, edificios para custodios y de un sistema físico que evite el contacto diario entre personal penitenciario y reclusos.
Rosa Irene Gudiel, directora del Instituto Nacional Penitenciario, informó a LA PRENSA que, hasta el momento, el Gobierno no ha decidido cuál será el futuro de esta cárcel.
Debido a que el diseño no se acopla al nuevo sistema, “podría ser utilizada como una cárcel de mínima seguridad o un centro de rehabilitación de menores”, dijo Gudiel.
Otra opción que estudia el Gobierno es, según Gudiel, la construcción de una cárcel similar a El Pozo, de Ilama, Santa Bárbara, contiguo a la estructura actual.
“No podemos decir cuánto se invertirá porque no sabemos cuál será el futuro”, dijo Gudiel.
El presidio de La Acequia, edificado dentro de un terreno de 35 manzanas, podría costar, al final, casi $17 millones (391 millones de lempiras) si el actual Gobierno lo concluye siguiendo el diseño incompatible con los parámetros de la ACA. La Tolva, llamada también El Pozo 2, que es una prisión moderna y de máxima seguridad, la construyó el Gobierno en dos años, en un terreno de 16.5 manzanas con una inversión de $23 millones (529 millones de lempiras).
Si el Gobierno continúa la construcción en junio, las autoridades del Instituto Nacional Penitenciario esperan que esta cárcel estaría concluida por tarde el año próximo. Los cinco torreones que posee en sus esquinas es la única similitud que la cárcel de La Acequia tiene con El Pozo, de Ilama, y La Tolva, de Morocelí, El Paraíso.
Ahora que el Instituto Nacional Penitenciario (INP) tiene en funcionamiento las dos primeras cárceles de máxima seguridad, el Gobierno planea reanudar la construcción del presidio de la costa norte el mes próximo.
La reactivación de la construcción del presidio, ubicado en la aldea La Acequia, Naco, Santa Bárbara, conllevará una transformación de la infraestructura para que pueda operar bajo los parámetros de la Asociación Americana de Prisiones (ACA).
Luis Fernando Suazo, secretario técnico del Gabinete de Defensa y Seguridad, le informó a LA PRENSA que el Gobierno continuará la construcción en junio.
Esta cárcel estará vigilada desde cinco torreones.
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En el interior de cada celda hay dos planchas de concreto de unas 4.5 pulgadas de espesor, instaladas a manera de litera, en las cuales colocarán colchones para que duerman dos reos.
Los dos presos compartirán ese espacio reducido, un retrete y un lavabo metálico que se encuentran frente a las camas.
Cada módulo consta de tres niveles de celdas.
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La puerta, que también forma parte de la reja, tiene en la parte media un sistema rudimentario de seguridad: un pasador de hierro y una cerradura que, fácilmente, puede ser alcanzada por la mano del reo.
Dado a que cada módulo, que tiene forma de cuadrilátero, carece de techo en la parte central, todas las celdas se hallan expuestas a la penetración directa de los rayos del sol.
Al mediodía, a causa del impacto de los rayos solares, la temperatura dentro de las celdas aumenta, pues las paredes son metálicas.
En el interior de las celdas hay un retrete y un lavabo metálicos.
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El actual Gobierno, que desarrolla un sistema penitenciario moderno, decidió frenar la construcción para evitar más gastos debido a que el diseño de esa cárcel no cumple los parámetros de seguridad exigidos por la Asociación Americana de Prisiones (ACA).
La cárcel de La Acequia es un proyecto que monseñor Rómulo Emiliani impulsó luego de que en mayo de 2014 murieran 107 reclusos de la pandilla MS durante un incendio acaecido en el hogar 19 del presidio de San Pedro Sula.
En 2013, después de muchas súplicas ante los diferentes Gobiernos, el comité pro construcción, liderado por Emiliani, comenzó la edificación con dinero estatal desembolsado a cuentagotas.
En ese entonces, el comité calculó que esta nueva prisión costaría alrededor de 400 millones de lempiras.
En cada celda hay dos camas de concreto.
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Para el caso, La Acequia carece de puestos de control (aduanas), cocinas, talleres, edificios para custodios y de un sistema físico que evite el contacto diario entre personal penitenciario y reclusos.
Rosa Irene Gudiel, directora del Instituto Nacional Penitenciario, informó a LA PRENSA que, hasta el momento, el Gobierno no ha decidido cuál será el futuro de esta cárcel.
La parte frontal de las celdas es de barrotes.
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Otra opción que estudia el Gobierno es, según Gudiel, la construcción de una cárcel similar a El Pozo, de Ilama, Santa Bárbara, contiguo a la estructura actual.
“No podemos decir cuánto se invertirá porque no sabemos cuál será el futuro”, dijo Gudiel.
Un módulo consta de 100 celdas.
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Si el Gobierno continúa la construcción en junio, las autoridades del Instituto Nacional Penitenciario esperan que esta cárcel estaría concluida por tarde el año próximo. Los cinco torreones que posee en sus esquinas es la única similitud que la cárcel de La Acequia tiene con El Pozo, de Ilama, y La Tolva, de Morocelí, El Paraíso.