24/11/2024
02:00 AM

La derogación del servicio militar obligatorio fue un 'error histórico”

Tegucigalpa, Honduras.

La derogación del servicio militar obligatorio fue un “grave error histórico” que hoy le pasa factura a Honduras por los altos niveles de delincuencia y la proliferación de las violentas pandillas juveniles, a juicio de expertos y analistas militares consultados por LA PRENSA.

En 1994, durante el primer año de Gobierno del liberal Carlos Roberto Reina (1994-1998) se aprobó la reforma al artículo 276 constitucional que derogó el servicio militar obligatorio y estableció el servicio voluntario y educativo. Han pasado ya 22 años desde esa decisión que acabó con las temidas cacerías de jóvenes en buses y sitios públicos; sin embargo, algunos analistas consideran que los muchachos que ya no recluta el Ejército ahora los enlistan las pandillas y el crimen organizado.

Hasta este año, la Policía Nacional contaba en el país un poco más de 25,000 pandilleros de la MS y de la 18; pero la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) calculaba un ejército de 36,000 mareros en el país.

Foto: La Prensa

Las Fuerzas Armadas les da casa, comida, educación y la oportunidad de disciplinarse y formarse como ciudadanos de bien.
Un freno

Romeo Vásquez Velásquez, exjefe del Estado mayor Conjunto de la Fuerzas Armadas de Honduras, consideró que esa decisión fue un error que dio lugar al crecimiento de las maras y el consiguiente repunte de la violencia en el país en los últimos 20 años.

36,000
Pandilleros
Hay en Honduras según un informe de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid)
Consideró que el servicio militar obligatorio en su momento fue crucial para mantener el orden y disciplinar a todos aquellos jóvenes ociosos que andaban en la calle sin hacer nada.

“Yo participé en esas tareas y adonde íbamos nosotros a reclutar era a los billares en donde había muchos jóvenes en horas del mediodía y la noche sin hacer nada y toda esa gente que estaba en los barrios y colonias y no tenían mucho que hacer los llevábamos a los batallones”, recordó el oficial retirado.

Agregó que en parte eso ayudaba enormemente a contener la vagancia y que los muchachos no anduvieran a altas horas de la noche en la calle, sino que estuvieran en sus casas dedicados a otras actividades para evitar ser reclutados.

“Eso era un freno para la juventud de los barrios pobres que no tenía oportunidades, yo siempre hablo de la gente que no tenía opción y que tenía la oportunidad de estudiar, pero no la tuvo”, acotó.

Viendo en perspectiva, Vásquez Velásquez lamentó que al derogarse el servicio militar no se creó una opción o compensación que permitiera atraer y absorber a todos esos jóvenes de los barrios pobres en actividades productivas que los alejara de las drogas y la delincuencia.

No obstante lo anterior, el exjefe castrense consideró que aún hay posibilidad de retomar el servicio militar bajo una perspectiva de oportunidad social que permita a esa gran masa de jóvenes desempleados entrar al Ejército y formarse para una profesión o un oficio y devengar un salario digno para servir a la patria.

“Lo que hay que hacer ahora es un servicio de oportunidades sociales bajo el concepto disciplinario, utilizando esa gran fábrica de talento humano que hay en las Fuerzas Armadas”, dijo.

Foto: La Prensa



Una opción

Billy Joya, militar retirado y analista en temas de defensa y seguridad, deploró que la derogación del servicio militar obligatorio fue un tema de campaña y electorero que lamentablemente se materializó en detrimento de la seguridad del país.

“A mi criterio, ese esquema debió haber evolucionado, pero no desaparecido”, consideró. A su juicio, la eliminación de ese modelo de enlistamiento militar fue el caldo de cultivo para que muchos jóvenes desempleados y sin oportunidades fueran reclutados por las maras o pandillas, que hoy aglutinan a más de 35,000 adeptos en todo el país. “Entonces sí creo que fue un gravísimo error politiquero eliminar el servicio militar obligatorio, creo que debió haber evolucionado, pero no debió ser eliminado”, enfatizó.

Joya concluyó diciendo que ese modelo continúa siendo una opción valedera para poder cortar “esa línea de producción de pequeños delincuentes que terminan siendo grandes capos”.