Más del 80% de los homicidios múltiples, atentados y actos de terror ocurridos en el país fueron ordenados por reos desde los centros penales, usando a sus amigos, parientes y amigas sentimentales que los visitaban como canal para enviar esas órdenes.
Esa es la principal causa del aislamiento al que se enfrentan ya, a 48 horas del traslado, los 37 reclusos de alta peligrosidad confinados en El Pozo, el módulo de máxima seguridad construido en la nueva cárcel de Ilama, Santa Bárbara, especialmente para ellos.
Desde la Gran Manzana, adonde se encuentra el presidente Juan Orlando Hernández para participar en la 71° Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), reiteró las medidas extremas que se han adoptado para llevar paz a los hondureños que siguen siendo víctimas de estos delincuentes pese a que ya estaban presos.
“La decisión está tomada y no se retrocederá ni un tan solo milímetro” en las drásticas medidas de aislamiento para reos de alta peligrosidad.
Todo reo aislado en módulo El Pozo, en Ilama, Santa Bárbara, permanecerá con su cabeza rapada, con uniforme anaranjado, sin joyas ni libros. Tampoco se podrán comunicar entre ellos ni recibirán visitas.
Los presos recibirán sol solo 1 hora al día.
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A partir de los informes de cuerpos de seguridad, los crímenes y otros ilícitos que los presos ordenaban desde las cárceles se enviaban como mensajes codificados. Los presos tenían derecho a hacer llamadas desde las cabinas especiales y recibir visitas, y era por estos medios que los cabecillas enviaban mensajes codificados mediante los cuales ordenaban cometer los actos criminales.
“Se acabaron los privilegios que estos delincuentes seguían teniendo desde las cárceles. He ordenado su aislamiento en celdas para una sola persona, con acceso a la luz del sol solo por una hora. Vamos a quitarles los anillos, las cadenas, vamos a mantener rapadas sus cabezas y no podrán tener más ropa que la anaranjada que los distingue como reos de alta peligrosidad”, dijo el mandatario.
Además, indefinidamente quedan suspendidas las visitas de amigos, parientes y visitas conyugales. Además, quedan suspendidas las comunicaciones telefónicas desde las cabinas especiales, ordenó.
El presidente Hernández seguró que en caso de que “un reo sea descubierto ordenando crímenes y extorsiones desde los demás centros penales, de inmediato serán tipificados de alta peligrosidad y serán remitidos al El Pozo; si quieren seguir en ese camino malo, entonces vamos a retirar todos los privilegios que tienen aún en prisión”.
Uno de los pandilleros trasladados a El Pozo llevó su libro del narcotraficante Pablo Escobar.
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Hernández también reveló que en cuestión de “semanas y meses” lo que sigue es el cierre de los centros penales de Santa Bárbara y de San Pedro Sula, ya que ambos se ubican en los cascos urbanos y por su antigüedad y tamaño ya no reúnen las condiciones mínimas para albergar a los reclusos.
Explicó que en el caso del viejo penal de Santa Bárbara, su población carcelaria será trasladada al nuevo centro penitenciario de Ilama.
Este centro penal tiene capacidad para 88 reclusos de alta peligrosidad y para unos 1,500 reos de media o baja peligrosidad.
Los reos del viejo penal de San Pedro Sula serán trasladados al nuevo centro penal de La Acequia, Naco, el cual tiene capacidad para más de dos mil reclusos y también estará provisto de celdas de aislamiento.
“El actual Centro penal de SPS y el de Santa Bárbara serán convertidos en centros de recreación, en centros culturales para beneficio de toda la población. Estamos atendiendo un clamor popular; estos viejos penales, que mantenían en condiciones de hacinamiento a la población, ya no serán un dolor de cabeza para nuestro pueblo”, dijo.
Obra está atrasada
Para el obispo auxiliar Rómulo Emiliani, presidente de la fundación pro construcción de la granja penal en La Acequia, Naco, todavía y por al menos este año, no es posible comenzar a trasladar reos a esta nueva cárcel porque lleva siete meses de atrasos por falta de fondos de la Tasa de Seguridad.
“Este atraso tan grande causado por la Tasa de Seguridad ha impedido que hoy hagamos este traslado; el presidio de Naco no está en condiciones de recibir a nadie todavía”, afirmó Emiliani.
Él explicó que un banco hará un préstamo que permitirá la creación de un fideicomiso en donde la Tasa de Seguridad y el banco, mantengan un flujo de dinero para seguir construyendo.
“Esto implica que el banco pone una empresa constructora y eso a la Fundación la limita porque nosotros éramos los constructores. Pero ahora como el banco puso esa condición de contratar una empresa, nuestra misión va a ser administrar los fondos y garantizar que todo sea transparente”, explicó.
Agregó que ese acuerdo aún no se ha firmado y eso implica más atrasos. A la fecha se han invertido 160 millones de lempiras y faltan al menos otros L300 millones.