San Pedro Sula.
Si sufre de obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión arterial y un aumento en el colesterol LDL o malo, ya es una paciente con síndrome metabólico, el cual pone en riesgo su salud.
La endocrinóloga Ónix Arita indica que las personas que padecen este síndrome tienen cuatro veces más riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular (ACV).
Este síndrome metabólico tiene una misma patología de desarrollo, que es la resistencia a la insulina, que se caracteriza porque tiene varios marcadores clínicos y laboratoriales para su diagnóstico, explica.
La experta detalla que entre estas características se destaca la obesidad central, nivel de colesterol HDL o bueno bajo y niveles altos de colesterol LDL y triglicéridos. Además, niveles altos de albuminuria y microalbuminuria en orina. Se sufre de presión alta, prediabetes o diabetes tipo 2.
Mal sin edad.
“Esta enfermedad no hay edad para padecerla, ya muchos niños ya han sido diagnosticados, ya que tiene el patrón hereditario del síndrome metabólico y que es incrementado porque llevan un estilo de vida inapropiado: sedentarismo y consumo de merienda y alimentación inadecuada a lo largo del día, lo cual provoca obesidad, que es el primer elemento clínico de la enfermedad”, explica Arita.
“Cuando un paciente presenta tres de estos factores se considera que sufre del síndrome metabólico.
El paciente tiene cuatro veces más riesgo de una enfermedad cardiovascular”, recalca.
El tratamiento que debe seguir es complejo, ya que hay que tratar cada una de las enfermedades de forma independiente, indica Ónix Arita.
Además, bajar de peso, seguir una dieta equilibrada y hacer ejercicio diario.
Consejos
1. La dieta diaria es necesario que contenga: frutas, verduras, carbohidratos, proteína, grasas saludables y lácteos. El plato divídalo en dos: una mitad que contenga verduras y ensalada. La otra mitad subdivídala en dos: una para la proteína y otra para carbohidratos. Un porción de fruta y lácteos.
2. El ejercicio debe hacerse de forma diaria y por lo menos 45 minutos. Puede caminar, correr, andar en bicicleta, nadar, bailar y desarrollar ejercicios aeróbicos. En su trabajo puede mantenerse activo: camine unos cinco minutos en la oficina; por lo menos hágalo cada dos horas.