Los
niños que son extremadamente obesos, sobre todo los chicos, tienen
factores de riesgo que aumentan sus probabilidades de contraer
enfermedades cardiacas y diabetes, encuentra una investigación reciente.
'A medida que la gravedad de la obesidad en los niños empeora, sus riesgos de enfermedad cardiaca y diabetes aumentan', planteó la autora del estudio, Asheley Skinner, profesora asociada de pediatría y gestión de políticas de salud de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill.
Apuntó que los niños más obesos tienen el doble de probabilidades de presentar algunos de los factores de riesgo de enfermedad cardiaca y diabetes que los ligeramente obesos.
El hecho de que la duplicación del riesgo provino de una comparación con niños ligeramente obesos, no con niños de peso normal, es preocupante en particular, aseguró.
La obesidad grave está en aumento en los niños y adultos jóvenes de EE. UU., según la información de respaldo del estudio. Un 4% de los niños tenían obesidad extrema en 1999-2004. En 2011-2012, el 6% de los niños eran extremadamente obesos, señaló el estudio.
Skinner y sus colaboradores revisaron datos de la Encuesta nacional de examen de salud y nutrición (NHANES). Observaron las estadísticas de más de 8,500 niños de 3 a 19 años que tenían sobrepeso o eran obesos. Alrededor del 47 por ciento tenían sobrepeso. Se consideró que el 36 por ciento tenían obesidad clase 1, el 12 por ciento clase 2 y alrededor del 5 por ciento clase 3, según el estudio. (Cuanto más alta es la clase, más obeso es el niño).
Como referencia, se consideraría que un chico de 10 años que mida 4 pies y 6 pulgadas (alrededor de 1.35 metros) tiene obesidad clase 1 si pesara 95 libras (43 kilos), clase 2 con 115 libras (52 kilos) y clase 3 con 130 libras (59 kilos), dijo Skinner.
Los investigadores observaron factores de riesgo como los niveles de colesterol, presión arterial y azúcar en sangre. Usando a los niños en la clase 1 como grupo de referencia o comparación, los investigadores encontraron que los que tenían obesidad clase 2 o 3 presentaban entre 1.6 y casi dos veces más probabilidades de tener niveles bajos del colesterol 'bueno' (HDL). Al observar a los chicos por separado, los más obesos tenían más del doble de probabilidades de tener un colesterol HDL bajo en comparación con los ligeramente obesos.
Cuando los investigadores observaron los niveles de azúcar en sangre, los niños con obesidad clase 2 o 3 eran entre 1.5 y 2.6 veces más propensos a tener problemas con el azúcar en sangre. Y de nuevo, los hallazgos fueron peores en los chicos.
La presión arterial también fue peor entre los que tenían obesidad clase 2 o 3. Los chicos con obesidad extrema tenían más de siete veces más probabilidades de sufrir de hipertensión que los ligeramente obesos.
Skinner dijo que los investigadores no pueden explicar por qué los chicos parecen tener un riesgo más elevado debido a la obesidad extrema.
Los hallazgos son una llamada de alerta que debe generar un mayor esfuerzo de prevención e intervención, plantearon los investigadores.
El Dr. William Muinos se mostró de acuerdo. Muinos es director asociado de gastroenterología pediátrica y director del programa de gestión del peso del Hospital Pediátrico Nicklaus, en Miami. Revisó los hallazgos del estudio.
Muinos dijo que los resultados del estudio parecen ser una realidad en su población de pacientes. Ve a niños con hipertensión, algunos de apenas ocho años de edad. Dijo que también ve niveles malsanos de colesterol y azúcar en sangre en pacientes jóvenes.
Muinos les dice a los pacientes y a sus padres que los niños pueden desarrollar una obesidad extrema con más facilidad que los adultos, debido en parte a factores como las hormonas del crecimiento. 'En los años del crecimiento, si se comen los alimentos equivocados, es más probable que se produzca grasa corporal', advirtió.
¿Cuál es su consejo para los padres? Llene los platos de sus hijos con verduras en el almuerzo y la cena. Muinos planteó proponerse consumir de tres a cinco verduras en cada comida. También aconseja consumir fuentes de proteína sana, como el pescado, el pollo o el pavo, y limitar los carbohidratos.
También les dice a los padres que el ejercicio es esencial. 'Cinco días a la semana, una hora al día', dijo. 'Puede ser algo tan simple como pasear al perro'.
'A medida que la gravedad de la obesidad en los niños empeora, sus riesgos de enfermedad cardiaca y diabetes aumentan', planteó la autora del estudio, Asheley Skinner, profesora asociada de pediatría y gestión de políticas de salud de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill.
Apuntó que los niños más obesos tienen el doble de probabilidades de presentar algunos de los factores de riesgo de enfermedad cardiaca y diabetes que los ligeramente obesos.
El hecho de que la duplicación del riesgo provino de una comparación con niños ligeramente obesos, no con niños de peso normal, es preocupante en particular, aseguró.
La obesidad grave está en aumento en los niños y adultos jóvenes de EE. UU., según la información de respaldo del estudio. Un 4% de los niños tenían obesidad extrema en 1999-2004. En 2011-2012, el 6% de los niños eran extremadamente obesos, señaló el estudio.
Skinner y sus colaboradores revisaron datos de la Encuesta nacional de examen de salud y nutrición (NHANES). Observaron las estadísticas de más de 8,500 niños de 3 a 19 años que tenían sobrepeso o eran obesos. Alrededor del 47 por ciento tenían sobrepeso. Se consideró que el 36 por ciento tenían obesidad clase 1, el 12 por ciento clase 2 y alrededor del 5 por ciento clase 3, según el estudio. (Cuanto más alta es la clase, más obeso es el niño).
Como referencia, se consideraría que un chico de 10 años que mida 4 pies y 6 pulgadas (alrededor de 1.35 metros) tiene obesidad clase 1 si pesara 95 libras (43 kilos), clase 2 con 115 libras (52 kilos) y clase 3 con 130 libras (59 kilos), dijo Skinner.
Los investigadores observaron factores de riesgo como los niveles de colesterol, presión arterial y azúcar en sangre. Usando a los niños en la clase 1 como grupo de referencia o comparación, los investigadores encontraron que los que tenían obesidad clase 2 o 3 presentaban entre 1.6 y casi dos veces más probabilidades de tener niveles bajos del colesterol 'bueno' (HDL). Al observar a los chicos por separado, los más obesos tenían más del doble de probabilidades de tener un colesterol HDL bajo en comparación con los ligeramente obesos.
Cuando los investigadores observaron los niveles de azúcar en sangre, los niños con obesidad clase 2 o 3 eran entre 1.5 y 2.6 veces más propensos a tener problemas con el azúcar en sangre. Y de nuevo, los hallazgos fueron peores en los chicos.
La presión arterial también fue peor entre los que tenían obesidad clase 2 o 3. Los chicos con obesidad extrema tenían más de siete veces más probabilidades de sufrir de hipertensión que los ligeramente obesos.
Skinner dijo que los investigadores no pueden explicar por qué los chicos parecen tener un riesgo más elevado debido a la obesidad extrema.
Los hallazgos son una llamada de alerta que debe generar un mayor esfuerzo de prevención e intervención, plantearon los investigadores.
El Dr. William Muinos se mostró de acuerdo. Muinos es director asociado de gastroenterología pediátrica y director del programa de gestión del peso del Hospital Pediátrico Nicklaus, en Miami. Revisó los hallazgos del estudio.
Muinos dijo que los resultados del estudio parecen ser una realidad en su población de pacientes. Ve a niños con hipertensión, algunos de apenas ocho años de edad. Dijo que también ve niveles malsanos de colesterol y azúcar en sangre en pacientes jóvenes.
Muinos les dice a los pacientes y a sus padres que los niños pueden desarrollar una obesidad extrema con más facilidad que los adultos, debido en parte a factores como las hormonas del crecimiento. 'En los años del crecimiento, si se comen los alimentos equivocados, es más probable que se produzca grasa corporal', advirtió.
¿Cuál es su consejo para los padres? Llene los platos de sus hijos con verduras en el almuerzo y la cena. Muinos planteó proponerse consumir de tres a cinco verduras en cada comida. También aconseja consumir fuentes de proteína sana, como el pescado, el pollo o el pavo, y limitar los carbohidratos.
También les dice a los padres que el ejercicio es esencial. 'Cinco días a la semana, una hora al día', dijo. 'Puede ser algo tan simple como pasear al perro'.