Estados Unidos
Los investigadores afirman que están un paso más cerca de hacer pruebas a una vacuna contra la heroína en seres humanos, en lo que esperan que sea una arma adicional en la lucha contra la epidemia de opiáceos de Estados Unidos.
Los científicos del Instituto de Investigación Scripps, en California, han desarrollado una vacuna experimental que parece ser segura y efectiva en los animales. También tiene una durabilidad lo suficientemente larga como para ser práctica.
Se trata de obstáculos clave, indicaron los investigadores, y la vacuna está casi lista para probarla en las personas.
Nadie sabrá qué efectos o toxicidades podría haber hasta que se realicen esos ensayos en seres humanos, dijo Sandra Comer, una investigadora que no participó en el estudio.
'Pero basándonos en esta prueba preclínica [en animales], parece promisoria', dijo Comer, profesora en la Universidad de Columbia y científica en el Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York, en la ciudad de Nueva York.
Los hallazgos, publicados el 8 de febrero en la revista Molecular Pharmaceutics, llegan en mitad de una oleada de malas noticias sobre la epidemia de opiáceos en Estados Unidos.
Los opiáceos incluyen ciertos analgésicos recetados (OxyContin y Vicodin) además de drogas ilegales, como la heroína y las versiones del analgésico fentanilo fabricadas de forma ilegal.
Investigaciones recientes han encontrado que el abuso de opiáceos recetados de los estadounidenses parece haberse estabilizado. Pero las muertes por sobredosis siguen en aumento.
El año pasado, un estudio del gobierno de Estados Unidos resaltó los estragos que tan solo la heroína está provocando. Entre 2002 y 2016, las muertes por la heroína aumentaron un 533% en todo el país, de poco menos de 2,100 muertes a más de 13,200.
Ahora mismo, se pueden usar varios medicamentos (la metadona, la buprenorfina o la naltrexona) para tratar la adicción a los opiáceos. La metadona y la buprenorfina actúan sobre los mismos lugares del cerebro que los opiáceos, y ayudan a suprimir los síntomas de abstinencia y las ansias. La naltrexona bloquea los efectos de los opiáceos en el cerebro.
La idea que hay detrás de la vacuna experimental es entrenar al sistema inmunitario a que reconozca y se una con las moléculas de la heroína, según los investigadores del Scripps, dirigidos por Candy Hwang.
Eso, a su vez, bloquea la droga y evita que llegue al cerebro y cree la sensación de estar 'drogado'.
Comer, que también está estudiando una vacuna experimental contra los opiáceos, dijo que el método tienen unas cuantas posibles ventajas.
La buprenorfina y la metadona tienen el potencial para el abuso, pero eso no sería un problema si hubiera una vacuna, dijo Comer. Y la gente tampoco tendría que hacer una desintoxicación antes de vacunarse, explicó, lo que es necesario hacer con la naltrexona.
Además, dijo Comer, se podría administrar una vacuna a las personas que estén tomando medicamentos actuales. Entonces, si dejaran el tratamiento (como ocurre con frecuencia) la vacuna podría seguir evitando que tengan la sensación de estar drogados, y ofrecer una oportunidad para que vuelvan al tratamiento.
Los investigadores del Scripps han estado trabajando en una vacuna contra la heroína durante varios años. Hicieron pruebas a una formulación anterior en 2013 y encontraron que era segura y efectiva en los roedores y en los primates no humanos. Pero los expertos apuntan que la investigación con animales con frecuencia no produce resultados similares en los humanos.
En este último estudio, el equipo de Hwang probó 20 formulaciones.
Según los investigadores, las moléculas de la heroína no desencadenan una respuesta del sistema inmunitario, así que cualquier vacuna necesita una 'proteína portadora' que realice esa función. La vacuna también necesita un 'adyuvante', un ingrediente que aumente la respuesta del sistema inmunitario a la proteína portadora.
El equipo de Hwang pudo centrarse en una formulación que protegió a los ratones de laboratorio contra las sobredosis de heroína letales, y se mantuvo estable a un temperatura ambiente durante al menos 30 días.
Esa vacuna contenía un adyuvante, conocido como alumbre, que ya está aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos, explicaron los investigadores.
Los medicamentos actuales ayudan a muchas personas con dependencia a los opiáceos, pero claramente existe una necesidad de más opciones, comentó Charles Neighbors, director de investigación sobre los servicios de salud en el Centro Nacional sobre la Adicción y el Abuso de Sustancias en la ciudad de Nueva York.
'El transcurso de la enfermedad de los trastornos por el uso de opiáceos es largo, y la mayoría de las personas pasan por ciclos a través a lo largo de los periodos de tratamiento, y luego vuelven a consumir, y luego vuelven al tratamiento', dijo Neighbors. 'La recuperación es difícil, así que necesitamos más herramientas que ayuden a los que lo necesitan'.
Pero mientras los investigadores trabajan para encontrar nuevos tratamientos, muchas personas carecen del acceso a las terapias actuales, señaló.
Neighbors indicó algunos obstáculos, como la oposición de las comunidades a las clínicas de metadona, y la necesidad de que los médicos estén certificados para recetar la buprenorfina.
Además, algunos profesionales que tratan el abuso de sustancias creen que los medicamentos para la dependencia a los opiáceos 'refuerzan' la adicción, añadió.
'Y sin embargo', dijo Neighbors, 'la evidencia científica es clara en que, sin los medicamentos, la mayoría de los individuos con una dependencia significativa a los opiáceos no son capaces de llegar a una recuperación mantenida'.
Los investigadores afirman que están un paso más cerca de hacer pruebas a una vacuna contra la heroína en seres humanos, en lo que esperan que sea una arma adicional en la lucha contra la epidemia de opiáceos de Estados Unidos.
Los científicos del Instituto de Investigación Scripps, en California, han desarrollado una vacuna experimental que parece ser segura y efectiva en los animales. También tiene una durabilidad lo suficientemente larga como para ser práctica.
Se trata de obstáculos clave, indicaron los investigadores, y la vacuna está casi lista para probarla en las personas.
Nadie sabrá qué efectos o toxicidades podría haber hasta que se realicen esos ensayos en seres humanos, dijo Sandra Comer, una investigadora que no participó en el estudio.
'Pero basándonos en esta prueba preclínica [en animales], parece promisoria', dijo Comer, profesora en la Universidad de Columbia y científica en el Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York, en la ciudad de Nueva York.
Los hallazgos, publicados el 8 de febrero en la revista Molecular Pharmaceutics, llegan en mitad de una oleada de malas noticias sobre la epidemia de opiáceos en Estados Unidos.
Los opiáceos incluyen ciertos analgésicos recetados (OxyContin y Vicodin) además de drogas ilegales, como la heroína y las versiones del analgésico fentanilo fabricadas de forma ilegal.
Investigaciones recientes han encontrado que el abuso de opiáceos recetados de los estadounidenses parece haberse estabilizado. Pero las muertes por sobredosis siguen en aumento.
El año pasado, un estudio del gobierno de Estados Unidos resaltó los estragos que tan solo la heroína está provocando. Entre 2002 y 2016, las muertes por la heroína aumentaron un 533% en todo el país, de poco menos de 2,100 muertes a más de 13,200.
Ahora mismo, se pueden usar varios medicamentos (la metadona, la buprenorfina o la naltrexona) para tratar la adicción a los opiáceos. La metadona y la buprenorfina actúan sobre los mismos lugares del cerebro que los opiáceos, y ayudan a suprimir los síntomas de abstinencia y las ansias. La naltrexona bloquea los efectos de los opiáceos en el cerebro.
La idea que hay detrás de la vacuna experimental es entrenar al sistema inmunitario a que reconozca y se una con las moléculas de la heroína, según los investigadores del Scripps, dirigidos por Candy Hwang.
Eso, a su vez, bloquea la droga y evita que llegue al cerebro y cree la sensación de estar 'drogado'.
Comer, que también está estudiando una vacuna experimental contra los opiáceos, dijo que el método tienen unas cuantas posibles ventajas.
La buprenorfina y la metadona tienen el potencial para el abuso, pero eso no sería un problema si hubiera una vacuna, dijo Comer. Y la gente tampoco tendría que hacer una desintoxicación antes de vacunarse, explicó, lo que es necesario hacer con la naltrexona.
Además, dijo Comer, se podría administrar una vacuna a las personas que estén tomando medicamentos actuales. Entonces, si dejaran el tratamiento (como ocurre con frecuencia) la vacuna podría seguir evitando que tengan la sensación de estar drogados, y ofrecer una oportunidad para que vuelvan al tratamiento.
Los investigadores del Scripps han estado trabajando en una vacuna contra la heroína durante varios años. Hicieron pruebas a una formulación anterior en 2013 y encontraron que era segura y efectiva en los roedores y en los primates no humanos. Pero los expertos apuntan que la investigación con animales con frecuencia no produce resultados similares en los humanos.
En este último estudio, el equipo de Hwang probó 20 formulaciones.
Según los investigadores, las moléculas de la heroína no desencadenan una respuesta del sistema inmunitario, así que cualquier vacuna necesita una 'proteína portadora' que realice esa función. La vacuna también necesita un 'adyuvante', un ingrediente que aumente la respuesta del sistema inmunitario a la proteína portadora.
El equipo de Hwang pudo centrarse en una formulación que protegió a los ratones de laboratorio contra las sobredosis de heroína letales, y se mantuvo estable a un temperatura ambiente durante al menos 30 días.
Esa vacuna contenía un adyuvante, conocido como alumbre, que ya está aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos, explicaron los investigadores.
Los medicamentos actuales ayudan a muchas personas con dependencia a los opiáceos, pero claramente existe una necesidad de más opciones, comentó Charles Neighbors, director de investigación sobre los servicios de salud en el Centro Nacional sobre la Adicción y el Abuso de Sustancias en la ciudad de Nueva York.
'El transcurso de la enfermedad de los trastornos por el uso de opiáceos es largo, y la mayoría de las personas pasan por ciclos a través a lo largo de los periodos de tratamiento, y luego vuelven a consumir, y luego vuelven al tratamiento', dijo Neighbors. 'La recuperación es difícil, así que necesitamos más herramientas que ayuden a los que lo necesitan'.
Pero mientras los investigadores trabajan para encontrar nuevos tratamientos, muchas personas carecen del acceso a las terapias actuales, señaló.
Neighbors indicó algunos obstáculos, como la oposición de las comunidades a las clínicas de metadona, y la necesidad de que los médicos estén certificados para recetar la buprenorfina.
Además, algunos profesionales que tratan el abuso de sustancias creen que los medicamentos para la dependencia a los opiáceos 'refuerzan' la adicción, añadió.
'Y sin embargo', dijo Neighbors, 'la evidencia científica es clara en que, sin los medicamentos, la mayoría de los individuos con una dependencia significativa a los opiáceos no son capaces de llegar a una recuperación mantenida'.