Cientos de migrantes centroamericanos arriesgan su vida al cruzar el caudaloso río Bravo que separa la Ciudad Juárez (México) de Texas (EEUU), desafiando las fuertes corrientes que se han cobrado la vida de al menos 20 migrantes en los últimos cinco meses.
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Los migrantes también exponen a los niños a cruzar la caudalosas aguas del río que en las últimas semanas ha aumentado su caudal y en el que se ha confirmado la existencia de varios cocodrilos.
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La Patrulla Fronteriza estadounidense ha realizado varios rescates de migrantes a punto de ahogarse en las aguas del río Bravo.
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Las autoridades fronterizas han contabilizado ya 17 fallecimientos de migrantes en lo que va del año fiscal 2019 únicamente en el sector entre Acuña-Del Río y Piedras Negras-Eagle Pass.
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Familias enteras se aferran el uno al otro para cruzar las turbulentas aguas hacia El Paso, Texas.
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En mayo pasado un bebé de 10 meses murió en las embravecidas aguas dcuando su familia intentaba cruzarlo en una balsa de goma desde México para entrar en Estados Unidos.
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El pasado lunes, los agentes encontraron los cadáveres de tres supuestos migrantes flotando en las aguas del río Bravo. El aumento de muertes en este caudal ha llevado a las autoridades estadounidenses ha reforzar los patrullajes para rescatar a los migrantes en riesgo.
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Los niños se aferran a sus padres con pánico al cruzar el caudaloso río.
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Los migrantes se abrazan y lloran cuando pisan territorio estadounidense tras cruzar la prueba final de su largo viaje, el río Bravo.
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Las autoridades estadounidenses han expresado su preocupación por el gran número de menores migrantes que viajan solos hacia EEUU y que una vez en ese territorio pasan a custodia del Gobierno.
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Tras cruzar el río, las familias buscan a los agentes fronterizos para entregarse y solicitar asilo.
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La Patrulla Fronteriza procesa a los inmigrantes y los envía a un centro de detención antes de liberarlos con una cita en una corte migratoria.