Los 37 reos más peligrosos del país están sin lujos y sin ninguna comodidad en la cárcel de máxima seguridad en Ilama, Santa Bárbara. Una pesada puerta blindada, con cuatro cerrojos y un candado, son el primer obstáculo hacia la libertad.
2 / 16
En las celdas de cuatro metros cuadrados los minutos y las horas pasan lentamente. El Pozo es ya un infierno para 37 cabecillas de maras.
3 / 16
Los reos fueron despojados de sus pertenencias.
4 / 16
Dentro de esa cárcel se tienen los reos responsables de numeros crímenes en el país.
5 / 16
El agente se auxilia de un moderno sistema de vigilancia. Más de una veintena de cámaras vigilan todo lo que pasa en “El Pozo”.
6 / 16
Los reos gritan y califican el encierro como un infierno.
7 / 16
En el patio central de cada módulo la luz se enciende a las 6:00 de la mañana y se apaga a las 9:00 de la noche.
8 / 16
Custodios vigilan cada acceso a las celdas y al centro de máxima seguridad.
9 / 16
Cada ducha es una celda. Se entra con grilletes y los aros de presión se retiran de las manos hasta que la puerta está cerrada. El baño es de cinco minutos.
10 / 16
Dentro de la celda, lo único que existe es un retrete o servicio y un espejo de aluminio pulido fijado a la pared.
11 / 16
Entre las pertenencias de los reos están los privilegios de los que ya no gozan. Joyas, libros, dinero, billeteras, ropas de cholo, rosarios con el culto a la muerte.
12 / 16
Las pesadas puertas tienen todo lo requerido para ser de alta seguridad.
13 / 16
El patio de sol es una celda ubicada en el segundo nivel, a unos 10 metros de cada celda. El patio es techado con láminas traslúcidas.
14 / 16
Desde una cabina especial un agente penitenciario observa todo lo que ocurre en los dos módulos de máxima seguridad.
15 / 16
Una ventana rectangular, reforzada con barrotes y rejilla de hierro, permite el ingreso de aire.
16 / 16
La comida llega a El Pozo a través de carretones. Nadie entra a El Pozo, la comida pasa por dos ventanas donde es recibida por los agentes penitenciarios.