Redacción. Miles de niños sufren el estrés del
divorcio de sus padres cada año. La forma en que reaccionan depende de su edad, personalidad y las circunstancias concretas del proceso de separación.
Todo divorcio tiene repercusiones sobre los niños implicados; muchas veces su reacción inicial es de conmoción, tristeza, frustración, enfado o preocupación.
Pero los hijos también pueden salir de un proceso de divorcio más preparados para afrontar el estrés y muchos de ellos se convierten en jóvenes más flexibles y tolerantes.
La sicóloga Ella López, explica que las principales cosas que ambos padres pueden hacer para ayudar a su hijo a atravesar este difícil período, figuran las siguientes:
Para poder compartir adecuadamente la paternidad de los hijos después del divorcio, es fundamental que los padres estén de acuerdo en que lo primero es el bienestar de ellos, por lo que es necesario superar sus diferencias para no discutir por esta situación.
Tener actitudes saludables que les transmitan seguridad, es decir, actuar como dos adultos, con madurez. De esta forma se les transmite la seguridad de que los padres los seguirán queriendo, aunque ya por separado.
Es conveniente que haya reglas, que hagan una estructura en vista de que los hijos han perdido repentinamente la seguridad que representa la familia con padre y madre.
Ejemplo: días de visita, quién los irá a traer o a dejar a la escuela, qué días pasarán con cada uno de ellos. Esto les da estabilidad y les dice cómo será su rutina de ahora en adelante. Son arreglos que hacen los padres de acuerdo a lo que les convenga a los hijos.
Es necesario que se estimule una comunicación franca de los sentimientos de los hijos para con los padres. Así irán canalizando sentimientos negativos surgidos en la situación, que de otra forma permanecerían guardados y llevarían a problemas de rebeldía.
Debido al divorcio, la unión familiar será compartida en dos ambientes. No se permitirá que la madre tenga unas reglas y que el padre sea complaciente o viceversa. Es decir, evitar la disciplina contrariada.
Esto sería aprovechado por los hijos para sacar ganancias secundarias. Por otra parte, evitar actitudes y comportamientos que confundan a los hijos sobre una posible reconciliación.
Los padres deben ofrecer optimismo a los hijos, les ayudará a mejorar su estado de ánimo afectado por la separación. Es necesario que transmitan una realidad constructiva más que una situación irreal. Hacerles entender que lograrán vivir contentos en esta nueva etapa de vida, que también puede ser buena.
Todo divorcio tiene repercusiones sobre los niños implicados; muchas veces su reacción inicial es de conmoción, tristeza, frustración, enfado o preocupación.
Pero los hijos también pueden salir de un proceso de divorcio más preparados para afrontar el estrés y muchos de ellos se convierten en jóvenes más flexibles y tolerantes.
La sicóloga Ella López, explica que las principales cosas que ambos padres pueden hacer para ayudar a su hijo a atravesar este difícil período, figuran las siguientes:
Para poder compartir adecuadamente la paternidad de los hijos después del divorcio, es fundamental que los padres estén de acuerdo en que lo primero es el bienestar de ellos, por lo que es necesario superar sus diferencias para no discutir por esta situación.
Tener actitudes saludables que les transmitan seguridad, es decir, actuar como dos adultos, con madurez. De esta forma se les transmite la seguridad de que los padres los seguirán queriendo, aunque ya por separado.
Es conveniente que haya reglas, que hagan una estructura en vista de que los hijos han perdido repentinamente la seguridad que representa la familia con padre y madre.
Ejemplo: días de visita, quién los irá a traer o a dejar a la escuela, qué días pasarán con cada uno de ellos. Esto les da estabilidad y les dice cómo será su rutina de ahora en adelante. Son arreglos que hacen los padres de acuerdo a lo que les convenga a los hijos.
Es necesario que se estimule una comunicación franca de los sentimientos de los hijos para con los padres. Así irán canalizando sentimientos negativos surgidos en la situación, que de otra forma permanecerían guardados y llevarían a problemas de rebeldía.
Debido al divorcio, la unión familiar será compartida en dos ambientes. No se permitirá que la madre tenga unas reglas y que el padre sea complaciente o viceversa. Es decir, evitar la disciplina contrariada.
Esto sería aprovechado por los hijos para sacar ganancias secundarias. Por otra parte, evitar actitudes y comportamientos que confundan a los hijos sobre una posible reconciliación.
Los padres deben ofrecer optimismo a los hijos, les ayudará a mejorar su estado de ánimo afectado por la separación. Es necesario que transmitan una realidad constructiva más que una situación irreal. Hacerles entender que lograrán vivir contentos en esta nueva etapa de vida, que también puede ser buena.