Redacción.
La implicación de la familia en la educación escolar (progenitores, tutores y otros allegados de los alumnos) incide de forma directa y relevante en su rendimiento académico, hasta el punto de resultar insoslayable, según un estudio promovido por los Consejos Escolares.
'La implicación de los padres y madres en el ámbito escolar es no sólo deseable, sino también necesaria y, en fin de cuentas, ineludible', apunta en unas de sus conclusiones ese estudio, titulado 'La participación de las familias en la educación escolar', elaborado por un grupo de profesores universitarios.
La cooperación entre aquellas y los centros educativos, por tantos, es una realidad que debe contar con el 'apoyo, ayuda y estímulo de los poderes públicos, añade ese informe coordinado por la profesora María Castro Morera, de la Universidad Complutense.
El estudio parte de 'evidencias empíricas en las que apoya sus recomendaciones', ha explicado a los informadores el presidente del Consejo Escolar de Estado, Francisco López Rupérez, antes de participar en su presentación pública junto a la directora general de Innovación Educativa de Castilla y León, Pilar González.
Dos años ha durado esta investigación centrada en las etapas de Educación Infantil, Primaria y Secundaria, y en la que han intervenido docentes de las universidades Complutense, de Educación a Distancia, La Rioja, Murcia, Navarra y País Vasco.
Las relaciones entre las familias y los colegios han experimentado una sustancial variación en los últimos años y modificado, por tanto, los roles que tradicionalmente asumía los padres y madres en la educación de sus hijos, desde la progresiva incorporación de la mujer al mercado laboral, hasta las separaciones de los progenitores y, más recientemente, a la diversidad de la población de otros entornos en riesgo de pobreza o exclusión social.
La investigación también ha observado cómo la familia y la escuela cada vez 'están más solas' en su tarea de formar a las nuevas generaciones debido, entre otros factores, al 'debilitamiento de los consensos sociales sobre determinados valores de indudable interés formativo, unido a la pérdida de relevancia educativa de otras instituciones sociales'.
La participación de las familias es un derecho, una competencia y una necesidad, a la vez que la palanca que promueve el rendimiento y mejora el clima de convivencia escolar y alienta el sentimiento de pertenencia al centro.
La implicación de la familia en la educación escolar (progenitores, tutores y otros allegados de los alumnos) incide de forma directa y relevante en su rendimiento académico, hasta el punto de resultar insoslayable, según un estudio promovido por los Consejos Escolares.
'La implicación de los padres y madres en el ámbito escolar es no sólo deseable, sino también necesaria y, en fin de cuentas, ineludible', apunta en unas de sus conclusiones ese estudio, titulado 'La participación de las familias en la educación escolar', elaborado por un grupo de profesores universitarios.
La cooperación entre aquellas y los centros educativos, por tantos, es una realidad que debe contar con el 'apoyo, ayuda y estímulo de los poderes públicos, añade ese informe coordinado por la profesora María Castro Morera, de la Universidad Complutense.
El estudio parte de 'evidencias empíricas en las que apoya sus recomendaciones', ha explicado a los informadores el presidente del Consejo Escolar de Estado, Francisco López Rupérez, antes de participar en su presentación pública junto a la directora general de Innovación Educativa de Castilla y León, Pilar González.
Dos años ha durado esta investigación centrada en las etapas de Educación Infantil, Primaria y Secundaria, y en la que han intervenido docentes de las universidades Complutense, de Educación a Distancia, La Rioja, Murcia, Navarra y País Vasco.
Las relaciones entre las familias y los colegios han experimentado una sustancial variación en los últimos años y modificado, por tanto, los roles que tradicionalmente asumía los padres y madres en la educación de sus hijos, desde la progresiva incorporación de la mujer al mercado laboral, hasta las separaciones de los progenitores y, más recientemente, a la diversidad de la población de otros entornos en riesgo de pobreza o exclusión social.
La investigación también ha observado cómo la familia y la escuela cada vez 'están más solas' en su tarea de formar a las nuevas generaciones debido, entre otros factores, al 'debilitamiento de los consensos sociales sobre determinados valores de indudable interés formativo, unido a la pérdida de relevancia educativa de otras instituciones sociales'.
La participación de las familias es un derecho, una competencia y una necesidad, a la vez que la palanca que promueve el rendimiento y mejora el clima de convivencia escolar y alienta el sentimiento de pertenencia al centro.