El
bullying es un fenónemo que ocurre de forma recurrente en los
centros escolares; sin embargo es importante no solo conocer las
señales de la víctima sino también las del
agresor.
'Normalmente es extrovertido, habla mucho en tono fuerte, muestran muy alta autoestima, con conductas agresivas y hostiles. No necesariamente con expediente disciplinario negativo. Pueden ser más grandes o fuertes que la media de sus compañeros. Además practicar algún deporte de contacto que requiera cierta agresividad. Suelen provenir de hogares integrados o no, con marcada disfuncionalidad. Pueden sufrir o haber sufrido ellos mismos de acoso por parte de otros o de sus mismos familiares y buscan ser el centro de la atención', dijo Magdalena Turcios, psicóloga clínica.
Hay ciertos factores que pueden ser detonantes para que un niño se convierta en agresor, explica la experta. 'La dinámica familiar, los lazos afectivos con sus padres y hermanos, la desintegración de sus hogares, la pobre atención por parte de sus padres, sobreprotección o sobre exigencia, reglas poco claras o definidas en el hogar, padres extremadamente rígidos o excesivamente permisivos', puntualizó la psicóloga.
Tome nota de estas señales y detecte esta conducta a tiempo. Recuerde que su hijo necesita ayuda especializada.
'Normalmente es extrovertido, habla mucho en tono fuerte, muestran muy alta autoestima, con conductas agresivas y hostiles. No necesariamente con expediente disciplinario negativo. Pueden ser más grandes o fuertes que la media de sus compañeros. Además practicar algún deporte de contacto que requiera cierta agresividad. Suelen provenir de hogares integrados o no, con marcada disfuncionalidad. Pueden sufrir o haber sufrido ellos mismos de acoso por parte de otros o de sus mismos familiares y buscan ser el centro de la atención', dijo Magdalena Turcios, psicóloga clínica.
Hay ciertos factores que pueden ser detonantes para que un niño se convierta en agresor, explica la experta. 'La dinámica familiar, los lazos afectivos con sus padres y hermanos, la desintegración de sus hogares, la pobre atención por parte de sus padres, sobreprotección o sobre exigencia, reglas poco claras o definidas en el hogar, padres extremadamente rígidos o excesivamente permisivos', puntualizó la psicóloga.
Tome nota de estas señales y detecte esta conducta a tiempo. Recuerde que su hijo necesita ayuda especializada.