Su talento es indiscutido, diferente, superior, pero el Gobierno de Estados Unidos lo clasificó simplemente como extraordinario.
Estos son solo algunos de los calificativos que describen al hondureño Jorge Ávila, uno de los violinistas más destacados del mundo, una joya formada en la ciudad de San Pedro Sula que con su genio ha deleitado al papa Benedicto XVI y las principales autoridades estadounidenses y contribuido en producciones musicales con figuras de la talla de Gloria Estefan y Lady Gaga en su más reciente disco que grabó con Tony Bennett.
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Por curiosidad o porque era su destino, a los 8 años su amor por los instrumentos musicales lo marcó para siempre cuando lo cautivó la música que producía el órgano de la iglesia a la que asistía.
A partir de ese momento, durante cada servicio religioso compartía la banca frente al teclado con el pastor, quien le permitió tocar sus primeros acordes. Demostró su vocación por el arte al aprender a tocar el piano por su propia cuenta, lo que convenció a sus padres de sus verdaderas aptitudes.
“El milagro que cambió mi vida sucedió al haber descubierto la Escuela Victoriano López. Es un lugar increíble en San Pedro Sula donde se forjaron muchos talentos bajo la tutela del maestro José Antonio Chahín. Al culminar la secundaria emigré a Estados Unidos con una visa de estudiante para continuar mis estudios superiores en la Universidad de Mannes College of Music”.
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Esto, lejos de ser un trámite migratorio, lo tomé como un premio por mi trayectoria, el cual recibí con gran placer. Fue como ganarme la lotería. Me llena de orgullo y lo tomo como una distinción a mi trabajo. Las autoridades reconocieron mi labor al considerarme una persona muy valiosa para el país. He escuchado que dos hondureños hemos recibido este beneficio”.
La iniciativa del Gobierno le permitió al músico hondureño mostrar su talento al mundo, hacer múltiples viajes a Europa, Asia, África, Centroamérica, Sudamérica y giras por los más selectos teatros de Estados Unidos y presentaciones como solista en templos de la cultura como el Carnegie Hall. Eso le permitió formar parte de prestigiosas orquestas como la Sinfónica de Stanford, la sinfónica de Greenwich, la sinfónica de New Amsterdam y el Tanglewood Music Center.
Los valores cristianos que le inculcaron en la niñez siguen siendo parte del diario vivir de Ávila, quien se ha destacado como concertino de iglesias con los programas de música más predominantes de la ciudad de Nueva York, como la famosa catedral de San Patricio.
Ello le sirvió para formar parte de la misa que ofició Benedicto XVI el 20 de abril de 2008 en el Yankee Stadium del Bronx, donde se destacó como primer violinista.
'Recuerdo esa experiencia de manera especial. Para mí, haber representado a Honduras ese día y que mi madre estuviera en las tribunas es invaluable. Fue un evento que la gente pudo ver en todo el mundo por las televisoras y mi familia logró verme.
En 2002 tuve el honor de tocar en el primer aniversario del ataque a las torres gemelas. Formé parte de ese evento que contó con muchas de las principales autoridades del país. Asistieron personalidades como Hillary Clinton; el gobernador George Pataki; Rudy Gulliani, alcalde de Nueva York. Trabajé en ese homenaje como miembro de un cuarteto que tocó música clásica”, relató el sampedrano.
Su nombre se ha convertido en sinónimo de versatilidad al desarrollarse como solista, músico de cámara y orquestas, miembro de espectáculos de Broadway, por sus roles en comerciales, películas, bodas y hasta funerales de personas distinguidas como Óscar de la Renta y recientemente el exgobernador de la ciudad de Nueva York, Mario Cuomo.
'He colaborado con personalidades de la talla de Gloria Estefan, Natalie King Cole, Harry Connick Jr. de 'American idol', Barbra Streisand, Patti Lupone y recientemente tuve la oportunidad de trabajar en el dúo que produjeron Lady Gaga y la leyenda Tony Bennett'.
'La satisfacción más grande que he tenido como músico es ganarme la vida haciendo lo que amo. Jamás imaginé que me distinguiría de esta manera, tomando en cuenta que un violinista se empieza a formar a los tres años de edad y yo empecé a los 14. Número dos: destacarme como hondureño después de haber salido de una ciudad como San Pedro Sula, ya que nadie espera que un violinista de mi nivel haya salido de Honduras'.
A pesar de su talento extraordinario y de ejecutar la música clásica de genios como Beethoven, Bach y Mozart, Jorge Ávila tuvo que enfrentar muchas barreras, pero esos obstáculos han ido cayendo uno a uno con su empeño y dedicación.
“Describo mi vida como una serie de milagros que tenían que ocurrir para que pasara todo esto. A esos milagros hay que agregarle mucho esfuerzo de mi parte, el afán de ser inquisitivo, la sed de triunfo y la ambición de romper esquemas. Ahora mismo deseo continuar mi carrera musical y en su momento regresar a Honduras, pero mientras se pueda voy a seguir representando a mi pa?s en todo el mundo”.