Los liberales recuperaron la Presidencia de
Honduras de la mano de
Carlos Roberto Reina, quien asumió el cargo el 27 de enero de 1994.
Durante su mandato se consumó uno de los cambios trascendentales para Honduras: la abolición del servicio militar obligatorio.
El gobierno de Reina se vio obligado a cumplir -por presiones internas y externas - la promesa de campaña de instaurar un servicio militar voluntario y educativo.
Es en este período que las Fuerzas Armadas comienzan a perder mucho del poder que habían acumulado. Reina, víctima de cáncer, se suicidó el 19 de agosto de 2003.