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El gas natural barato de Estados Unidos impulsa la industria en México

  • 08 septiembre 2014 /

La demanda de energía ha subido en sectores como el petroquímico y el automotor.

Nueva York, Estados Unidos.

El creciente exceso de gas natural en Estados Unidos está ayudando a impulsar un auge manufacturero en México.
Las exportaciones de gas natural que atraviesan la fron­tera entre México y EE.UU. han aumentado 11% en lo que va del año, a 2.000 millones de pies cú­bicos al día, según Bentek Ener­gy, una empresa de analítica de Denver.

La cifra podría duplicarse en los próximos años, indican los especialistas. Varias empresas han anunciado planes para cons­truir al menos siete gasoductos para transportar el gas desde la frontera en los estados de Texas y Arizona, incluyendo uno que entraría en funcionamiento a fi­nales de mes.

El flujo de gas está aliviando una escasez de energía en Méxi­co, donde el combustible es caro y la demanda industrial se ha disparado en sectores como la producción eléctrica, los petro­químicos y la fabricación de au­tomóviles, y prácticamente se ha duplicado desde 2009.

Las exportaciones también están ayudando a aliviar un ex­ceso de oferta de empresas que están perforando en áreas como la formación de esquisto Eagle Ford, en el sur de Texas.

Aunque México cuenta con sus propios y abundantes re­cursos de esquisto, sus empre­sas energéticas no cuentan con los conocimientos —y, por aho­ra — ni el deseo de explotarlos, señalan analistas.

El país ha estado satisfacien­do sus necesidades de combus­tible en parte con la importa­ción de gas licuado, que puede llegar a costar el triple del gas natural que llega por gasoduc­tos desde EE.UU.

“Los mexicanos tienen un in­centivo para importar gas esta­dounidense ya que es práctica­mente regalado comparado con otras fuentes de energía”, ase­vera Sandy Fielden, analista en RBN Energy LLC en Houston.

Se prevé que México comien­ce a producir su propio gas a me­dida que su industria energéti­ca —por mucho tiempo dirigida por monopolios nacionales— se abra a la competencia en los próximos años. Entretanto, sin embargo, la importación de una avalancha de gas natural barato desde EE.UU. debería moderar el escepticismo del público mexi­cano sobre los beneficios de la nueva política energética, más orientada al libre mercado.

El Secretario de Energía de México, Pedro Joaquín Coldwell, dice que el cambio del petróleo y el diésel al gas de EE.UU. pro­bablemente reducirá los costos de electricidad para la industria y los consumidores e impulsará la economía. México importará de EE.UU. alrededor de dos ter­cios del gas que necesitará en las próximas dos décadas, se­gún proyecciones de Ixchel Cas­tro, una analista de energía de la consultora Wood Mackenzie.

Una gran fuente de demanda es la industria automotriz mexi­cana, que en 2013 produjo cerca de tres millones de vehículos. Varios fabricantes han inaugu­rado plantas en México recien­temente o revelado planes para hacerlo. La más reciente es la surcoreana Kia Motors Corp., que divulgó a fines del mes pa­sado sus planes para construir una planta de ensamblaje de US$1.500 millones cerca de la frontera con EE.UU.

Honda Motor Co. y Mazda Motor Corp. abrieron este año plantas de producción en Gua­najuato, en la zona centro norte de México. Se prevé que las fá­bricas que están construyendo Audi, filial de Volkswagen AG, y una alianza entre Daimler AG y Renault-Nissan, entren en ope­ración en 2016 y 2017, respecti­vamente. BMW AG ha indicado que abrirá una planta en México antes de 2019.

Las nuevas operaciones ayu­darán al sector automotor mexi­cano a producir más de cinco mi­llones de vehículos al año antes de 2020, proyectan analistas de la consultora IHS.

El sector de generación eléc­trica también impulsará buena parte de la demanda, conforme las plantas reemplazan petró­leo por gas para producir ener­gía. Se proyecta que cerca de 75% del crecimiento en el consumo de gas del país provenga de la industria eléctrica entre aho­ra y 2027, según un informe de la Administración de Informa­ción de Energía de EE.UU., que cita a la Secretaría de Energía de México.

Al mismo tiempo, ha sido difícil construir gasoductos y oleoductos en EE.UU., pues los proyectos habitualmente se to­pan con la resistencia de comu­nidades y grupos ecologistas. Esto ha llevado a las empresas estadounidenses a mirar al otro lado de la frontera.

“México es un mercado muy interesante, en la actualidad y en un futuro previsible”, opina Richard Wheatley, vocero de Kinder Morgan Inc., una compa­ñía de Houston cuyos gasoduc­tos transportan la mayoría del gas estadounidense que ingresa a México.

Cuando empiece a operar este mes, la nueva línea Sierrita de Kinder Morgan, un gasoducto de US$200 millones y 97 kilóme­tros de largo, transportará unos 200 millones de pies cúbicos de gas al día desde las afueras de Tucson, Arizona, a Sasabe, Ari­zona, en la frontera con México. Desde allí se conectará a una red de líneas de US$1.000 millones en México que está siendo cons­truida por IEnova, una subsidia­ria de Sempra Energy.

Hay planes para construir ga­soductos rivales. Howard Mids­tream Energy Partners LLC, una empresa de San Antonio, solicitó recientemente permiso para construir un gasoducto en Webb County, Texas, que trasla­dará hasta 1.120 millones de pies cúbicos de gas diarios a México. Debido a que el ducto atravesará por una frontera internacional, necesita un permiso del gobier­no estadounidense, pero los ex­pertos dicen que probablemente no afrontará los retrasos que han estancado al ducto Keystone XL desde Canadá.

El organismo de energía eléc­trica de México, la Comisión Fe­deral de Electricidad (CFE), bus­ca ofertas para tres gasoductos que partirían en EE.UU.: dos en Waha, en el oeste de Texas, y el otro en la comunidad de Ehren­berg, en Arizona.

La CFE también selló recien­temente un acuerdo con Energy Transfer Partners LP para pro­veer gas adicional de Texas a México. La empresa de Dallas ha dicho que construirá dos nue­vos gasoductos para gestionar el flujo.

La petrolera estatal de Méxi­co, Petróleos Mexicanos, o Pe­mex, está supervisando la cons­trucción de un gasoducto de US$3.200 millones llamado Los Ramones, que se extenderá des­de la región de Eagle Ford Sha­le, en el sur de Texas, hasta Gua­najuato, en el centro de México.

Raphael Barreau, vicepresi­dente de desarrollo comercial en GDF Suez SA, la empresa fran­cesa que construye parte del ga­soducto, indicó que debería estar operando para fines de 2015.