Nueva York, Estados Unidos.
Los mayores productores de café del mundo se están convirtiendo en sus principales consumidores, un giro que está apuntalando los precios de la infusión desde São Paulo hasta San Francisco.
El consumo de café crece a un paso desenfrenado en Brasil, Vietnam y Colombia, que en combinación producen 60% de los granos del mundo. Se prevé que las compras de café envasado en Brasil asciendan a 1,03 millones de toneladas al año, superando a Estados Unidos como el principal consumidor de café del mundo por primera vez desde al menos 1999, según los datos de la firma de investigación de mercado Euromonitor International.
A medida que los ingresos aumentan, los consumidores dejan de lado bebidas más baratas, como el té, y exigen granos de mayor calidad, a menudo las mismas variedades usadas por las grandes tostadoras en EE.UU. y Europa.
El Departamento de Agricultura de EE.UU. estima que la demanda global alcanzará este año un nivel récord. Por su parte, la Organización Internacional del Café, una organización del gremio con sede en Londres, espera que el consumo crezca el doble de rápido en los países exportadores frente a los que importan, como Italia y EE.UU.
Los cultivadores de café están teniendo problemas para satisfacer la demanda tanto doméstica como internacional y el precio de los contratos a futuro se ha disparado cerca de 75% este año, dicen analistas.
La cosecha de este año también ha sido golpeada por la roya, el hongo que ha perjudicado plantas en América Central, y por una sequía en Brasil. Empresas tostadoras de talla mundial como Starbucks Corp. y J.M. Smucker Co., que comercializa la marca Folgers, han elevado sus precios.
Los futuros de arábica cayeron 1% a US$1,9050 la libra en la bolsa de futuros ICE de EE.UU. El jueves pasado, los precios alcanzaron un máximo de dos meses y medio al llegar a US$1,9505 la libra, luego de que las proyecciones sobre la cosecha en Brasil se volvieran más pesimistas.
Los países productores “están ofreciendo mejor café a su gente”, dice Steven C. Topik, profesor de historia de América Latina en la Universidad de California, en Irvine, quien estudia la historia del café y otras materias primas. “Ahora, los residentes locales ganan lo suficiente para comprarlo”.
Un alza en los ingresos les permite a los consumidores en los países productores como Vietnam, que tiene su propia cultura del café, consumir más. Las ventas de café fresco e instantáneo en paquete se han más que duplicado en el país asiático en la última década, de acuerdo a Euromonitor.
La cultura cafetera de Brasil data del siglo XVIII. Muchos brasileños se refieren al desayuno como café de la mañana o cafe da manhã. Pero en años recientes, la demanda por unos granos mejores ha subido de la mano de los mayores ingresos, dicen cultivadores y dueños de cafeterías.
“Mi negocio está creciendo muy rápido”, señala Isabela Raposeiras, dueña de Coffee Lab, una cafetería en São Paulo donde una taza hecha con granos brasileños puede llegar a costar US$5,50. “Muestra cómo la buena calidad se está convirtiendo en un hábito, y la gente no va a volver a una taza de café mala”, insiste. Las ventas de su cafetería se han casi triplicado en el último año, añade.
El cambio hacia los granos de mayor calidad está reconfigurando los patrones del comercio global del café. Durante la última década, los cultivos del grano en Brasil han crecido 61%, pero sus exportaciones se han incrementado 34%, con el resto yendo al mercado doméstico.
Hace cinco años, Minasul, una cooperativa de 5.000 caficultores en el sur de Brasil, vendía 20% de su café a compradores brasileños. Hoy en día, vende entre 30% y 35% al mercado local, dice Marcos Mendes Reis, su director comercial.
La cooperativa solo vende granos arábica, la variedad de sabor leve que es usada por tostadoras como Starbucks e illycaffè SpA.
Los importadores de granos brasileños dicen que están pagando precios más altos porque tienen que competir con los compradores brasileños.
“Cada vez que el mercado interno se queda corto en la calidad que exige, veo que suben los precios”, señala Christian Wolthers, presidente de Wolthers Douqué, importador de café de Fort Lauderdale, Florida, que compra café a cultivadores brasileños.
Compañías como Starbucks y Nestlé SA cortejan a la creciente clase media en estos países. El mes pasado, Starbucks abrió su primer local en Colombia, en el moderno Parque de la 93, en el norte de Bogotá, donde dijo que servirá exclusivamente café colombiano. La empresa planea abrir 50 locales en el país andino en los próximos cinco años.
Los colombianos comprarán un récord de 72.500 toneladas de café al año, según los datos de Euromonitor.
Por el momento, buena parte de la demanda entre los consumidores de países caficultores se centra en los granos de baja calidad, lo que limita el impacto sobre los precios en los países desarrollados.
Pero gestores de locales donde se vende café como Raposeiras están dispuestos a cambiar esto. La empresaria ha trabajado con cultivadores para mejorar la calidad y en su local, ofrece talleres sobre cómo preparar y mezclar café.
En las pequeñas ciudades de Perú también están apareciendo cafés que apuntan a vender una bebida de mejor calidad. En este país también se siembran granos que compran Starbucks y otras tostadoras.
Durante el último año, Café Q’ulto, una cafetería que lleva un año abierta en la ciudad de Tingo María pasó de usar unas 24 libras de café al mes a 175 libras al mes para hacer bebidas como capuchinos y espressos, según su gerente Julián Aucca Echarre.
“El poder adquisitivo ha aumentado en Perú. La gente se está volviendo más sofisticada”. dice Aucca Echarre.
Los mayores productores de café del mundo se están convirtiendo en sus principales consumidores, un giro que está apuntalando los precios de la infusión desde São Paulo hasta San Francisco.
El consumo de café crece a un paso desenfrenado en Brasil, Vietnam y Colombia, que en combinación producen 60% de los granos del mundo. Se prevé que las compras de café envasado en Brasil asciendan a 1,03 millones de toneladas al año, superando a Estados Unidos como el principal consumidor de café del mundo por primera vez desde al menos 1999, según los datos de la firma de investigación de mercado Euromonitor International.
A medida que los ingresos aumentan, los consumidores dejan de lado bebidas más baratas, como el té, y exigen granos de mayor calidad, a menudo las mismas variedades usadas por las grandes tostadoras en EE.UU. y Europa.
El Departamento de Agricultura de EE.UU. estima que la demanda global alcanzará este año un nivel récord. Por su parte, la Organización Internacional del Café, una organización del gremio con sede en Londres, espera que el consumo crezca el doble de rápido en los países exportadores frente a los que importan, como Italia y EE.UU.
Los cultivadores de café están teniendo problemas para satisfacer la demanda tanto doméstica como internacional y el precio de los contratos a futuro se ha disparado cerca de 75% este año, dicen analistas.
La cosecha de este año también ha sido golpeada por la roya, el hongo que ha perjudicado plantas en América Central, y por una sequía en Brasil. Empresas tostadoras de talla mundial como Starbucks Corp. y J.M. Smucker Co., que comercializa la marca Folgers, han elevado sus precios.
Los futuros de arábica cayeron 1% a US$1,9050 la libra en la bolsa de futuros ICE de EE.UU. El jueves pasado, los precios alcanzaron un máximo de dos meses y medio al llegar a US$1,9505 la libra, luego de que las proyecciones sobre la cosecha en Brasil se volvieran más pesimistas.
Los países productores “están ofreciendo mejor café a su gente”, dice Steven C. Topik, profesor de historia de América Latina en la Universidad de California, en Irvine, quien estudia la historia del café y otras materias primas. “Ahora, los residentes locales ganan lo suficiente para comprarlo”.
Un alza en los ingresos les permite a los consumidores en los países productores como Vietnam, que tiene su propia cultura del café, consumir más. Las ventas de café fresco e instantáneo en paquete se han más que duplicado en el país asiático en la última década, de acuerdo a Euromonitor.
La cultura cafetera de Brasil data del siglo XVIII. Muchos brasileños se refieren al desayuno como café de la mañana o cafe da manhã. Pero en años recientes, la demanda por unos granos mejores ha subido de la mano de los mayores ingresos, dicen cultivadores y dueños de cafeterías.
“Mi negocio está creciendo muy rápido”, señala Isabela Raposeiras, dueña de Coffee Lab, una cafetería en São Paulo donde una taza hecha con granos brasileños puede llegar a costar US$5,50. “Muestra cómo la buena calidad se está convirtiendo en un hábito, y la gente no va a volver a una taza de café mala”, insiste. Las ventas de su cafetería se han casi triplicado en el último año, añade.
El cambio hacia los granos de mayor calidad está reconfigurando los patrones del comercio global del café. Durante la última década, los cultivos del grano en Brasil han crecido 61%, pero sus exportaciones se han incrementado 34%, con el resto yendo al mercado doméstico.
Hace cinco años, Minasul, una cooperativa de 5.000 caficultores en el sur de Brasil, vendía 20% de su café a compradores brasileños. Hoy en día, vende entre 30% y 35% al mercado local, dice Marcos Mendes Reis, su director comercial.
La cooperativa solo vende granos arábica, la variedad de sabor leve que es usada por tostadoras como Starbucks e illycaffè SpA.
Los importadores de granos brasileños dicen que están pagando precios más altos porque tienen que competir con los compradores brasileños.
“Cada vez que el mercado interno se queda corto en la calidad que exige, veo que suben los precios”, señala Christian Wolthers, presidente de Wolthers Douqué, importador de café de Fort Lauderdale, Florida, que compra café a cultivadores brasileños.
Compañías como Starbucks y Nestlé SA cortejan a la creciente clase media en estos países. El mes pasado, Starbucks abrió su primer local en Colombia, en el moderno Parque de la 93, en el norte de Bogotá, donde dijo que servirá exclusivamente café colombiano. La empresa planea abrir 50 locales en el país andino en los próximos cinco años.
Los colombianos comprarán un récord de 72.500 toneladas de café al año, según los datos de Euromonitor.
Por el momento, buena parte de la demanda entre los consumidores de países caficultores se centra en los granos de baja calidad, lo que limita el impacto sobre los precios en los países desarrollados.
Pero gestores de locales donde se vende café como Raposeiras están dispuestos a cambiar esto. La empresaria ha trabajado con cultivadores para mejorar la calidad y en su local, ofrece talleres sobre cómo preparar y mezclar café.
En las pequeñas ciudades de Perú también están apareciendo cafés que apuntan a vender una bebida de mejor calidad. En este país también se siembran granos que compran Starbucks y otras tostadoras.
Durante el último año, Café Q’ulto, una cafetería que lleva un año abierta en la ciudad de Tingo María pasó de usar unas 24 libras de café al mes a 175 libras al mes para hacer bebidas como capuchinos y espressos, según su gerente Julián Aucca Echarre.
“El poder adquisitivo ha aumentado en Perú. La gente se está volviendo más sofisticada”. dice Aucca Echarre.