Jesús de Otoro, Intibucá, Honduras.
En el corredor seco, las pérdida de cultivos de granos básicos y la muerte de ganado se elevaron considerablemente, por eso se presume que los daños causados por la sequía serán más severos que los registrados el año anterior.
Los niveles de afectación en los cultivos de maíz, frijoles y arroz fueron del 69% en 2014, y este año “podría ser igual o más severo”, dijo Dolan Castro, director de Preparación y Respuesta del Comité Permanente de Contingencias (Copeco).
La semana pasada se declaró emergencia por sequía en 12 departamentos del país mediante un decreto ejecutivo y se aprobaron L100 millones para ejecutar un programa de asistencia alimentaria para las familias afectadas en las zonas del corredor seco. “81 municipios contaron daños severos y 61 niveles moderados”, manifestó Castro.
Crisis
En el valle de Jesús de Otoro, adonde se cultiva entre el 15 y 20% (240,000 quintales) de la producción de arroz que se consume en el país, el recuento de las pérdidas asciende al 100% de la cosecha. José Roger Cantarero, alcalde del municipio, aclaró que no podrán recuperar el ritmo de producción durante el ciclo de postrera porque después de octubre no vuelve a llover en la zona. “El 95% del arroz se cultiva en el ciclo de primera, solo las personas que tienen sistemas de riego pueden hacaerlo en postrera.
Además, estaríamos fuera de mercado porque los convenios con la agroindustria cierran en diciembre”, informó. El grano que se cosecha en el valle se vende a molinos de San Pedro Sula y Villanueva, a los que “ya se les notificó que no habrá abastecimiento”, lamentó Cantarero.
Las pérdidas totales de granos en el municipio suman L263.7 millones: L103.2 millones en arroz, L112.5 millones en maíz y L48 millones en frijoles, detalló.
Reducción del hato
La sequía extrema que abate al país, influenciada por el fenómeno de El Niño, también consumió la hierba de todos los potreros de este municipio, poniendo en vilo la supervivencia de la ganadería local.
César Augusto Guevara tuvo que cambiar la dieta de sus animales, sustituyendo el pasto por calabazas, en un intento de evitar que estas muriesen de hambre.
De 90 libras diarias de alimento que deben consumir las vacas, solo reciben 30. Aunque la ración no es suficiente para estimular la producción de leche o el engorde para la venta, “ayuda a mantenerlas vivas”, explica Guevara, con la esperanza de que comience a llover pronto para poder salvar su ganado.
Debido al alto costo del concentrado (L900 el quintal), solo se lo da a los animales que se ven “más flaquitos”, a los que sirve tres libras por semana. Jorge Handal, expresidente de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Sula (Agas), advierte que la crisis causada por la escasez de carne de res en los últimos dos años, se agudizará por la falta de lluvia. “Los productores me llaman todos los días y me dicen que el ganado se está muriendo. Están desesperados porque no tienen qué darles de comer”, dijo.
Explicó que se reducirá aún más el hato ganadero nacional que en este momento registra 800,000 cabezas. “Las vacas al adelgazar no entran en celo, eso reducirá la reproducción al menos en un 15%. Pasaremos de 45 a 30 partos por cada 100 animales”, puntualizó.
En el corredor seco, las pérdida de cultivos de granos básicos y la muerte de ganado se elevaron considerablemente, por eso se presume que los daños causados por la sequía serán más severos que los registrados el año anterior.
Los niveles de afectación en los cultivos de maíz, frijoles y arroz fueron del 69% en 2014, y este año “podría ser igual o más severo”, dijo Dolan Castro, director de Preparación y Respuesta del Comité Permanente de Contingencias (Copeco).
La semana pasada se declaró emergencia por sequía en 12 departamentos del país mediante un decreto ejecutivo y se aprobaron L100 millones para ejecutar un programa de asistencia alimentaria para las familias afectadas en las zonas del corredor seco. “81 municipios contaron daños severos y 61 niveles moderados”, manifestó Castro.
Los cultivos de granos básicos como el frijol, maíz y arroz se han perdido totalmente.
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En el valle de Jesús de Otoro, adonde se cultiva entre el 15 y 20% (240,000 quintales) de la producción de arroz que se consume en el país, el recuento de las pérdidas asciende al 100% de la cosecha. José Roger Cantarero, alcalde del municipio, aclaró que no podrán recuperar el ritmo de producción durante el ciclo de postrera porque después de octubre no vuelve a llover en la zona. “El 95% del arroz se cultiva en el ciclo de primera, solo las personas que tienen sistemas de riego pueden hacaerlo en postrera.
Además, estaríamos fuera de mercado porque los convenios con la agroindustria cierran en diciembre”, informó. El grano que se cosecha en el valle se vende a molinos de San Pedro Sula y Villanueva, a los que “ya se les notificó que no habrá abastecimiento”, lamentó Cantarero.
Las pérdidas totales de granos en el municipio suman L263.7 millones: L103.2 millones en arroz, L112.5 millones en maíz y L48 millones en frijoles, detalló.
Los ganaderos han sustituido el pasto por la calabaza para mantener vivos los animales.
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La sequía extrema que abate al país, influenciada por el fenómeno de El Niño, también consumió la hierba de todos los potreros de este municipio, poniendo en vilo la supervivencia de la ganadería local.
César Augusto Guevara tuvo que cambiar la dieta de sus animales, sustituyendo el pasto por calabazas, en un intento de evitar que estas muriesen de hambre.
De 90 libras diarias de alimento que deben consumir las vacas, solo reciben 30. Aunque la ración no es suficiente para estimular la producción de leche o el engorde para la venta, “ayuda a mantenerlas vivas”, explica Guevara, con la esperanza de que comience a llover pronto para poder salvar su ganado.
Debido al alto costo del concentrado (L900 el quintal), solo se lo da a los animales que se ven “más flaquitos”, a los que sirve tres libras por semana. Jorge Handal, expresidente de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Sula (Agas), advierte que la crisis causada por la escasez de carne de res en los últimos dos años, se agudizará por la falta de lluvia. “Los productores me llaman todos los días y me dicen que el ganado se está muriendo. Están desesperados porque no tienen qué darles de comer”, dijo.
Explicó que se reducirá aún más el hato ganadero nacional que en este momento registra 800,000 cabezas. “Las vacas al adelgazar no entran en celo, eso reducirá la reproducción al menos en un 15%. Pasaremos de 45 a 30 partos por cada 100 animales”, puntualizó.
Las plantas secas testimonian el daño producido a los cultivos.
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