24/11/2024
10:00 AM

A sus 70 años logró producir el mejor café de Honduras

Santa Elena, La Paz, Honduras

Con el afán de sacar adelante la finca que su esposo le heredó al morir, doña Lucinda Vásquez se convirtió en “la patrona de los cafetales” hondureños a sus 70 años y ahora se enorgullece más por producir el mejor café de Honduras.

Hace trece días un jurado de catadores internacionales calificó con 92.15% el café que doña Lucinda cultiva, lo que le permitió ganar la Taza de Excelencia 2014, una competencia que el Instituto Hondureño del Café (Ihcafé) organiza cada año.

Su hija Dunia Vásquez recibió el trofeo en su representación, pues a doña Lucinda no le gusta alejarse de la comodidad de su hogar y menos de su finca.

LA PRENSA, una vez más, demuestra su liderazgo por ser el primer medio de comunicación en enviar un equipo periodístico a la zona donde se cultiva el mejor café de Honduras y, sobre todo, acudir a la cita que se programó con “la patrona de los cafetales hondureños”.

Incia la labor

El municipio de Santa Elena cuenta con 12 mil habitantes y está ubicado a 37 kilometros de distancia de Marcala, en La Paz, y a ocho kilometros de El Salvador. Allí vive doña Lucinda, la productora que impresionó a los catadores extranjeros con un aromático que desprendía olor a rosas y jazmín.

La longeva, de cabellos blancos y semblante tierno, se levanta todos los días a las 5:00 am. Se viste de tela, se coloca un sombrero y un suéter para ir a trabajar.

Con gran destreza aparta las hojas de los palos de café y sube las pendientes. Allí están sus trabajadores abonando las plantas. Se detiene en cada línea para supervisar y dar las instrucciones.

“Producir café de calidad lleva mucho trabajo. Nosotros tomamos medidas estrictas en el manejo del grano y gracias a Dios logramos el primer lugar en la Taza de Excelencia”, dice.

Testimonio

Una sonrisa picaresca se le escapa al recordar que hace 12 años, cuando se hizo cargo de la finca, muchos productores de la zona le dijeron que ese trabajo no era para mujeres.

“Me decían que los cultivos se irían a pique porque no iba a poder manejarlos. No voy a negar que al principio fue difícil, pero poco a poco logré ganarme un lugar entre los productores y el respeto de ellos. No podía fallarle a mi esposo, que pasó más de 48 años trabajando en los cafetales”, dice doña Lucinda, muy convencida.

Sus ojos se humedecen al contar que su amado siempre soñó con exportar café, algo que ella sí ha logrado.

“Él siempre me decía que el café era oro. Procuró que mis hijos se graduaran y les instó a trabajar en el campo. Me siento orgullosa porque nuestro grano se exporta a otros países como Australia y Estados Unidos”.

Doña Lucinda tiene nueve hijos, quienes le ayudan con la finca, pero asegura que “solo muerta” dejará de trabajar.

“Amo el campo y voy a dejar de ir a la finca hasta que me muera”, expresa.

Ejemplo de perseverancia

Ganar el primer lugar no fue fácil. Doña Lucinda ya había participado en la competencia en el año 2007, pero solo calificó a la etapa nacional con una nota de 78.25%. No obstante, su anhelo de ganar pudo más y decidió volver a competir.