Las inspecciones en las fincas de la región norte y las capacitaciones para instruir a los productores sobre cómo proceder para evitar el brote de brucelosis y tuberculosis bovina se han intensificado en las últimas semanas.
La brucelosis, denominada también fiebre de malta, fiebre mediterránea o fiebre ondulante, es una enfermedad bacteriana (infecciosa) que ataca a varias especies de mamíferos, incluso al ser humano.
En tanto, la tuberculosis bovina es provocada por una bacteria llamada Mycobacterium bovis (M. bovis), que guarda estrecha relación con las causantes de las tuberculosis humana y aviar. Puede afectar a prácticamente todos los mamíferos, en los que provoca un deterioro del estado general de salud, tos frecuente y, a la larga, la muerte del animal afectado.
En el caso de las vacas que sufren brucelosis, están condenadas a abortar y transmitir la enfermedad, por lo que los expertos consideran que lo mejor es trasladarlas a un rastro.
Acciones de prevención
“Se están haciendo muestreos en todas las fincas de San Marcos (Colón) y ya están a punto de declararlas libres de enfermedades que no solo atentan contra el ganado, sino contra la salud humana en caso que alguien consuma leche cruda o compre lácteos de plantas artesanales que no están certificadas”, explicó Víctor Ramos, jefe regional del Servicio Nacional de Sanidad (Senasa).
No obstante, Ramos indicó que en Santa Bárbara y Cuyamel (Cortés) hay algunas haciendas que han dado positivo, pero no representan la mayoría.
“Por cada una salen alrededor de 40 vacas enfermas, y los toros deben cuidarse porque si se aparean con esas podrían contaminarse”, advirtió Ramos.
“Lo más aconsejable es que las lleven al rastro, porque si cada dueño las mata por cuenta propia y las vísceras caen a la tierra, entonces podrían contaminarse todos los animales que están en el lugar”, añadió.
Fincas modelos
Por su parte, el coordinador de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) en la zona norte, Mauricio Paz, mencionó que se están realizando visitas técnicas a fincas modelos que están dotadas de nueva tecnología, para apreciar el mejoramiento del manejo.
“No basta con que tengan buena genética, sino se alimentan bien, hay que desparasitarlas y vacunarlas”, manifestó.Otro objetivo de las inspecciones es garantizar la calidad de la producción de leche.
“Se intenta beneficiar también al productor artesanal para ayudarle a confirmar si una res está enferma o no, así no corre riesgos de consumir o vender leche contaminada”, apuntó Paz.
La producción de leche en el país ha aumentado en un 64% en lo que va del año, según cifras de la SAG.
Honduras produce 60 millones de litros de leche por mes y 760 millones por año, de los que el 40% es comprado por las plantas procesadoras de lácteos y el 60% se utiliza para producción artesanal y para consumo familiar.