Honduras será sede por primera vez del Congreso Centroamericano de la Leche que arranca desde mañana en las instalaciones de la Asociación de Ganaderos y Agricultores Sula (Agas).
Esta sexta edición del encuentro regional pretende buscar alternativas inmediatas ante los efectos de la sequía que se ensañan con la actividad agrícola y ganadera de Centroamérica.
Por tres días expositores y conferencistas internacionales disertarán sobre los pilares de producción, procesamiento, comercialización y tecnología empleada en el sector lácteo.
“La sequía nos ha venido a afectar entre un 30 y 40% de la producción nacional, por lo que es una responsabilidad de los productores de leche para acompañarnos en esta jornada de capacitación e intercambio de experiencias”, dijo Héctor Ferreira, presidente de la Agas y tesorero de la Cámara Hondureña de la Leche (Cahle).
Cálculos del Banco Mundial revelan que para producir un litro de leche se requieren mil litros de agua. Por consecuencia departamentos del corredor seco estarían en riesgo de quedarse en cero, adviertió recientemente Leopoldo Durán, presidente de la Federación Nacional de Agricultores y Ganaderos de Honduras (Fenagh).
De acuerdo con el monitoreo del Banco Central de Honduras (BCH) al primer semestre del año, la actividad ganadera mostró un incrementó de 1.2% debido al auge en la actividad del ganado de leche.
Sin embargo, las compras al exterior de productos para uso agrícola reportaron una baja interanual de 7.4%, lo que se traduce en $1.8 millones, por la menores compras externas en máquinas y aparatos destinados a la industria lechera. Este segmento totalizó $22.7 millones.
Responsabilidad
Desde que se creó hace dos años la Cahle, se ha gestionado por promover la ley de pasteurización, como un mecanismo de responsabilidad del sector ganadero.
“Con esto combatimos las enfermedades bovinas, como la brucelosis y tuberculosis, porque la prioridad del sector láctea es impulsar esta ley para llegar con un producto inocuo sano a la población hondureña”, indicó Ferreira.
En 1995 se publicó un reglamento para la inspección y certificación sanitaria de la leche y los productos lácteos, el primero en este tipo.