Nueva York, Estados Unidos.
La caída de los precios del petróleo es una buena noticia para las aerolíneas, las automotrices e incluso los agricultores de maíz de Estados Unidos, pero si el descenso continúa también podría acarrear riesgos para otros sectores.
Los precios del crudo han descendido cerca de 25% en apenas cuatro meses y el martes pasado alcanzaron el nivel más bajo de los últimos tres años, US$77,19 por barril en la Bolsa Mercantil de Nueva York. El viernes, subieron a US$78,65.
El derrumbe está generando dolores de cabeza en una industria estadounidense que se ha expandido en los últimos años y podría perjudicar a los fabricantes que abastecen a las energéticas. No obstante, también está reduciendo las facturas de combustible de las compañías de transporte y los propios consumidores, quienes probablemente gastarán al menos parte de los ahorros en bienes y servicios que impulsarán la economía.
El mayor beneficiario directo tal vez sea la industria aérea. El combustible es el costo más importante de las aerolíneas estadounidenses, que el año pasado destinaron un total de US$51.000 millones al año a este segmento. Airlines for America, el principal grupo del sector, estima que cada centavo de dólar que varía el precio del galón equivale a US$190 millones en el gasto anual de las empresas aéreas, según las actuales tasas de consumo.
Los precios del combustible de avión al contado han caído cerca de 16% desde principios de septiembre, lo que, según analistas, reduce en unos US$5.000 millones el gasto en 2015 que habían proyectado antes del reciente colapso del crudo.
En el corto plazo, esos ahorros “irán directamente a engrosar las ganancias”, afirma Scott Kirby, director general de American Airlines Group Inc., la mayor aerolínea estadounidense por tráfico.
De manera similar, las compañías de envíos FedEx Corp. y United Parcel Service Inc. se beneficiarán, al igual que la industria del transporte por camión, que traslada 69% de todo el cargamento en términos de tonelaje en EE.UU. Los menores costos del petróleo están contrarrestando el aumento de los sueldos provocado por la escasez de conductores.
Las empresas de envíos suelen traspasar los ahorros de combustibles a los clientes, pero no de inmediato, lo que significa que podrían abultar sus utilidades. “Sin dudas, si los precios se mantienen así de bajos, sería un beneficio para el cuarto trimestre”, reconoció Kurt Kuehn, director financiero de UPS, en una entrevista el mes pasado.
El abaratamiento del crudo también favorece a los agricultores, y no sólo porque gastan menos en combustible para sus tractores. Si la caída en los precios lleva a los estadounidenses a consumir más gasolina, eso estimularía la demanda de etanol. Los productores de este aditivo del combustible son uno de los mayores usuarios de maíz del país.
Los bajos precios de la gasolina también ayudan a las automotrices, ya que alientan a los consumidores a comprar más pickups y todoterrenos, que en general dejan mayores márgenes de ganancia que los autos pequeños.
No obstante, la debilidad en los precios del crudo puede ser contraproducente. En el caso de las automotrices, el gobierno exige que mejoren el promedio de economía de combustible de sus autos y camionetas en EE.UU. cada año para alcanzar la meta de 54,5 galones por milla (unos 23 kilómetros por litro) para 2025. Eso requiere vender muchos autos pequeños, vehículos eléctricos y modelos más grandes fabricados con materiales livianos y otros componentes para ahorrar combustible. “Se está convirtiendo en una estampida que se aleja de la eficiencia de combustible”, advierte Mike Jackson, presidente ejecutivo de AutoNation Inc., la mayor cadena de concesionarios de EE.UU.
Una caída sostenida del precio del petróleo también afectaría al sector químico estadounidense, que está invirtiendo miles de millones de dólares en nuevas plantas para hacer resinas y otros productos derivados del gas natural barato. Algunos petroquímicos —por ejemplo, el polietileno, que se emplea para fabricar plásticos y otros materiales— pueden obtenerse de derivados de tanto el petróleo como el gas.
Los fabricantes de polietileno de EE.UU. usan líquidos del gas natural y tienen ventaja frente a sus rivales de Europa y Asia, que no tienen acceso a gas barato y, por ende, dependen del crudo. Cuando los precios del petróleo caen, esa ventaja disminuye, lo que reduce los márgenes de las empresas estadounidenses.
Las consecuencias varían también para los fabricantes de ductos, válvulas, bombas y otros equipos usados en el sector petrolero. Estas se benefician de los menores costos del transporte, pero la demanda se desacelera en unos de los sectores más robustos del país.
Para las empresas ferroviarias, el transporte de crudo por el auge energético de EE.UU. ha pasado a ser uno de sus segmentos más rentables y de mayor crecimiento. Los ingresos de las principales compañías por transportar petróleo se dispararon de US$25,8 millones en 2008 a US$2.150 millones en 2013, según cifras oficiales.
Si los productores petroleros empezaran a replegarse, perjudicarían a algunas ferroviarias más que otras, incluida BNSF Railway Co., filial de Berkshire Hathaway Inc., el holding de Warren Buffett.
Incluso para las aerolíneas, el crudo más barato podría no ser del todo positivo, dicen los analistas, si los operadores lo ven como una oportunidad para aumentar su capacidad y luego reducen las tarifas para llenar los asientos. Hunter Keay, analista de la firma de investigación Wolfe Research LLC, indicó que las aerolíneas hicieron justamente eso durante una caída de los precios en 2010. “Luego, los precios del petróleo volvieron a subir, como tienden a hacerlo, y 2011 fue malo”, escribió.
Otros analistas desestiman esta preocupación, sosteniendo que los ejecutivos del sector han aprendido a tener disciplina financiera después de una década de fusiones y solicitudes de protección de la ley de bancarrota.
Una caída sostenida de los precios del combustible de aviones podría reducir la demanda de aviones eficientes, lo que perjudicaría a fabricantes como Boeing Co. Su presidente ejecutivo, Jim McNerney, aseveró el mes pasado que el crudo tendría que caer por debajo de US$70 el barril durante un lapso prolongado para que haya cancelaciones y postergaciones de pedidos de sus clientes.
La caída de los precios del petróleo es una buena noticia para las aerolíneas, las automotrices e incluso los agricultores de maíz de Estados Unidos, pero si el descenso continúa también podría acarrear riesgos para otros sectores.
Los precios del crudo han descendido cerca de 25% en apenas cuatro meses y el martes pasado alcanzaron el nivel más bajo de los últimos tres años, US$77,19 por barril en la Bolsa Mercantil de Nueva York. El viernes, subieron a US$78,65.
El derrumbe está generando dolores de cabeza en una industria estadounidense que se ha expandido en los últimos años y podría perjudicar a los fabricantes que abastecen a las energéticas. No obstante, también está reduciendo las facturas de combustible de las compañías de transporte y los propios consumidores, quienes probablemente gastarán al menos parte de los ahorros en bienes y servicios que impulsarán la economía.
El mayor beneficiario directo tal vez sea la industria aérea. El combustible es el costo más importante de las aerolíneas estadounidenses, que el año pasado destinaron un total de US$51.000 millones al año a este segmento. Airlines for America, el principal grupo del sector, estima que cada centavo de dólar que varía el precio del galón equivale a US$190 millones en el gasto anual de las empresas aéreas, según las actuales tasas de consumo.
Los precios del combustible de avión al contado han caído cerca de 16% desde principios de septiembre, lo que, según analistas, reduce en unos US$5.000 millones el gasto en 2015 que habían proyectado antes del reciente colapso del crudo.
En el corto plazo, esos ahorros “irán directamente a engrosar las ganancias”, afirma Scott Kirby, director general de American Airlines Group Inc., la mayor aerolínea estadounidense por tráfico.
De manera similar, las compañías de envíos FedEx Corp. y United Parcel Service Inc. se beneficiarán, al igual que la industria del transporte por camión, que traslada 69% de todo el cargamento en términos de tonelaje en EE.UU. Los menores costos del petróleo están contrarrestando el aumento de los sueldos provocado por la escasez de conductores.
Las empresas de envíos suelen traspasar los ahorros de combustibles a los clientes, pero no de inmediato, lo que significa que podrían abultar sus utilidades. “Sin dudas, si los precios se mantienen así de bajos, sería un beneficio para el cuarto trimestre”, reconoció Kurt Kuehn, director financiero de UPS, en una entrevista el mes pasado.
El abaratamiento del crudo también favorece a los agricultores, y no sólo porque gastan menos en combustible para sus tractores. Si la caída en los precios lleva a los estadounidenses a consumir más gasolina, eso estimularía la demanda de etanol. Los productores de este aditivo del combustible son uno de los mayores usuarios de maíz del país.
Los bajos precios de la gasolina también ayudan a las automotrices, ya que alientan a los consumidores a comprar más pickups y todoterrenos, que en general dejan mayores márgenes de ganancia que los autos pequeños.
No obstante, la debilidad en los precios del crudo puede ser contraproducente. En el caso de las automotrices, el gobierno exige que mejoren el promedio de economía de combustible de sus autos y camionetas en EE.UU. cada año para alcanzar la meta de 54,5 galones por milla (unos 23 kilómetros por litro) para 2025. Eso requiere vender muchos autos pequeños, vehículos eléctricos y modelos más grandes fabricados con materiales livianos y otros componentes para ahorrar combustible. “Se está convirtiendo en una estampida que se aleja de la eficiencia de combustible”, advierte Mike Jackson, presidente ejecutivo de AutoNation Inc., la mayor cadena de concesionarios de EE.UU.
Una caída sostenida del precio del petróleo también afectaría al sector químico estadounidense, que está invirtiendo miles de millones de dólares en nuevas plantas para hacer resinas y otros productos derivados del gas natural barato. Algunos petroquímicos —por ejemplo, el polietileno, que se emplea para fabricar plásticos y otros materiales— pueden obtenerse de derivados de tanto el petróleo como el gas.
Los fabricantes de polietileno de EE.UU. usan líquidos del gas natural y tienen ventaja frente a sus rivales de Europa y Asia, que no tienen acceso a gas barato y, por ende, dependen del crudo. Cuando los precios del petróleo caen, esa ventaja disminuye, lo que reduce los márgenes de las empresas estadounidenses.
Las consecuencias varían también para los fabricantes de ductos, válvulas, bombas y otros equipos usados en el sector petrolero. Estas se benefician de los menores costos del transporte, pero la demanda se desacelera en unos de los sectores más robustos del país.
Para las empresas ferroviarias, el transporte de crudo por el auge energético de EE.UU. ha pasado a ser uno de sus segmentos más rentables y de mayor crecimiento. Los ingresos de las principales compañías por transportar petróleo se dispararon de US$25,8 millones en 2008 a US$2.150 millones en 2013, según cifras oficiales.
Si los productores petroleros empezaran a replegarse, perjudicarían a algunas ferroviarias más que otras, incluida BNSF Railway Co., filial de Berkshire Hathaway Inc., el holding de Warren Buffett.
Incluso para las aerolíneas, el crudo más barato podría no ser del todo positivo, dicen los analistas, si los operadores lo ven como una oportunidad para aumentar su capacidad y luego reducen las tarifas para llenar los asientos. Hunter Keay, analista de la firma de investigación Wolfe Research LLC, indicó que las aerolíneas hicieron justamente eso durante una caída de los precios en 2010. “Luego, los precios del petróleo volvieron a subir, como tienden a hacerlo, y 2011 fue malo”, escribió.
Otros analistas desestiman esta preocupación, sosteniendo que los ejecutivos del sector han aprendido a tener disciplina financiera después de una década de fusiones y solicitudes de protección de la ley de bancarrota.
Una caída sostenida de los precios del combustible de aviones podría reducir la demanda de aviones eficientes, lo que perjudicaría a fabricantes como Boeing Co. Su presidente ejecutivo, Jim McNerney, aseveró el mes pasado que el crudo tendría que caer por debajo de US$70 el barril durante un lapso prolongado para que haya cancelaciones y postergaciones de pedidos de sus clientes.