Aunque para muchas personas, estar en la central de riesgo es sinónimo de ser un mal pagador, las cosas no siempre son lo que parecen.
Para empezar, hay que decir que los morosos no son los únicos que aparecen en una central de riesgos, sino que todas las personas que alguna vez han comprado al crédito, obtenido un préstamo o utilizado una tarjeta de de crédito.
Aunque se las relaciona con los malos pagadores, el mero hecho de estar registrado en una central de riesgo no es malo en si mismo. Este registro le permite conocer a los analistas de créditos su historial de pagos, es decir, la forma en la que ha manejado créditos anteriores y la forma en que los ha pagado. Un buen historial prácticamente garantiza la aprobación de una solicitud de crédito.
El problema comienza cuando el cliente deja de pagar puntualmente sus cuotas. En este caso, la persona sale de la categoría de “buen cliente” y entra en la de “mal cliente”.
Mientras más se retrasen los pagos, peor se mancha la reputación del cliente y dado que prácticamente todas las instituciones tienen acceso al historial de los solicitantes (pagando por ese derecho), el resultado es que la persona etiquetada como “mal cliente” encuentra que sistemáticamente se le cierran las puertas del acceso al crédito.
Siendo así las cosas, ninguna persona puede realmente “salir” de la central de riesgo; lo que sí puede hacer es limpiar su nombre e iniciar un nuevo historial.
De modo que no se trata de salir de la central de riesgos, sino de eliminar la etiqueta de “mal cliente” y devolverla a la categoría de “buen cliente”.
Por supuesto, las cosas no siempre salen como se planean. Cualquiera puede tener una mala racha económica o un descuido, de modo que aunque no siempre se puede evitar dañar nuestro historial de crédito, siempre se pueden tomar medidas para resolver los problemas que plantea una deuda.
He aquí algunos consejos
Calcule el costo. Procure no endeudarse más allá de lo que sus recursos le permitan.
Prevenga. Un fondo de ahorro para emergencias o efectuar pagos adelantados le permiten hacer frente a una deuda o cuando menos ganar tiempo cuando surge un imprevisto que le obliga a interrumpir temporalmente los pagos.
Priorice. En tiempos de estrechez económica, es común que la gente pierda su trabajo. Por tanto, si le toca recibir sus prestaciones laborales, conviene que utilizar ese dinero para deshacerse de deudas. El mismo principio es aplicable cuando se reciben ingresos extra, como cuando le llega su aguinaldo.
Renegocie. En el peor de los casos, tal vez su mejor opción sea renegociar el pago de la deuda, ya sea ampliando el plazo de pago o reduciendo las cuotas.
Consolide. Algunas instituciones ofrecen préstamos especiales para pago de deudas, esto le permite pagar a sus acreedores y quedarle debiendo solamente al que le prestó para pagar las otras deudas.
Asegúrese. Si puede permitírselo, obtenga un seguro de deuda o por desempleo. Este instrumento financiero permite hacer frente a sus obligaciones en caso de calamidad financiera o la pérdida de su trabajo.
Consulte. Además de las medidas aquí listadas, las instituciones financieras o las casas comerciales pueden ofrecer otras opciones de pago. Con preguntar nada se pierde.
En cualquier caso, lo que nunca debe hacer es desentenderse de sus obligaciones, porque eso le asegura que la etiqueta de mal cliente lo acompañará durante mucho tiempo.
Cuidar el crédito requiere autocontrol y disciplina, y a veces, humildad, pero la recompensa será que nunca tendrá que preocuparse porque su nombre se encuentre registrado en una central de riesgo.