San Pedro Sula, Honduras.
El gran número de deportaciones de hondureños desde los Estados Unidos impactarán negativamente en el envío de remesas familiares, que solo crecerán un 2.5% y no el 3.1% proyectado a inicio de año.
Al cierre de julio se reportaron ingresos por concepto de remesas de $1,951.9 millones, mayor en $109.9 millones a las cifras registradas en el mismo periodo del año pasado cuando registraron $1,848 millones, según informó el Banco Central de Honduras (BCH).
Durante el 2013 se recaudaron $3,185.9 millones por concepto de divisas. Para finales de este año se espera al menos igualar esa cifra.
En los últimos cinco años los ingresos por remesas familiares crecieron de forma continua y mesurada en el país.
El 79.3% de los envíos provienen de Estados Unidos; el 6.1% de España; el 5.5 de la región centroamericana, y el resto de diferentes partes del mundo.
La mayor parte de las remesas van dirigidas a familias que residen en Francisco Morazán, Cortés, Atlántida, Yoro, Choluteca, Olancho, entre otros.
El monto promedio de giros que hacen los hondureños residentes en el exterior oscila entre los $470 y $745.6 mensuales, según estudio realizado por el BCH.
Crecimiento aceptable
Los expertos son optimistas y aseguran que el efecto de las deportaciones sobre el envío de remesas no será tan grave.
“Las cifras de remesas este año son bastante positivas. La relación de la gente que se va y es deportada es mucho menor a la gente que logra quedarse allá. Además, quienes envían remesas llevan mucho tiempo radicando en el extranjero”, declaró Jesús Bautista, vicepresidente del BCH.
El funcionario aseguró que pese a que las perspectivas eran más elevadas, el crecimiento estimado actualmente es aceptable.
“Se prevé que el crecimiento será de 2.5 y no de 3.1% como se había proyectado, un ritmo aceptable que indica que se mantienen los puestos de trabajo de los hondureños en el extranjero. Sin embargo, algunos analistas internacionales creen que la cifra será un poco menor, que apenas llegará al 2%, pero hay que esperar los resultados del cierre del año porque hasta el momento los envíos superan a los del año pasado”, indicó.
Añadió que faltan meses de mucha actividad económica que podrían elevar la cifra.
“Recordemos que vienen las fechas festivas en Estados Unidos que generan mucho movimiento de dinero. Son actividades muy fuertes y vienen otros tipos de crecimiento económico. El nivel de empleo en ese país se sigue manteniendo y ha ido mejorando, ya que pasó de 6.5% a 6.3% en los últimos meses”, manifestó.
Bautista dijo que no es saludable que Honduras dependa de las remesas, pues se cree que se reducirán paulatinamente en los próximos años.
Impacto
La disminución de las remesas familiares podría tener repercusiones graves en la economía nacional, porque como explica Urbizo, “hay impactos micro y macro.
A nivel micro, el nivel y calidad de vida de beneficiarios se afectaría directa y negativamente. Habría una menor capacidad de compra hasta para las necesidades más básicas: alimentos, educación y medicinas. Además, de una reducción en las ventas de los negocios. A nivel macro, disminuiría las importaciones, las reservas internacionales y el valor del dólar se incrementaría poco a poco al haber una menor oferta de dólares”.
El analista económico Lenin Palencia lamentó que la principal fuente de ingresos del país la representen los hondureños en el extranjero y enfatizó que no habrá decrecimiento, pero sí bajará el ritmo de captación de las remesas.
“No bajará porque la construcción, principal fuente de trabajo de nuestros compatriotas, ha repuntado en ese país”.
El gran número de deportaciones de hondureños desde los Estados Unidos impactarán negativamente en el envío de remesas familiares, que solo crecerán un 2.5% y no el 3.1% proyectado a inicio de año.
Al cierre de julio se reportaron ingresos por concepto de remesas de $1,951.9 millones, mayor en $109.9 millones a las cifras registradas en el mismo periodo del año pasado cuando registraron $1,848 millones, según informó el Banco Central de Honduras (BCH).
Durante el 2013 se recaudaron $3,185.9 millones por concepto de divisas. Para finales de este año se espera al menos igualar esa cifra.
En los últimos cinco años los ingresos por remesas familiares crecieron de forma continua y mesurada en el país.
El 79.3% de los envíos provienen de Estados Unidos; el 6.1% de España; el 5.5 de la región centroamericana, y el resto de diferentes partes del mundo.
La mayor parte de las remesas van dirigidas a familias que residen en Francisco Morazán, Cortés, Atlántida, Yoro, Choluteca, Olancho, entre otros.
El monto promedio de giros que hacen los hondureños residentes en el exterior oscila entre los $470 y $745.6 mensuales, según estudio realizado por el BCH.
Crecimiento aceptable
Los expertos son optimistas y aseguran que el efecto de las deportaciones sobre el envío de remesas no será tan grave.
“Las cifras de remesas este año son bastante positivas. La relación de la gente que se va y es deportada es mucho menor a la gente que logra quedarse allá. Además, quienes envían remesas llevan mucho tiempo radicando en el extranjero”, declaró Jesús Bautista, vicepresidente del BCH.
El funcionario aseguró que pese a que las perspectivas eran más elevadas, el crecimiento estimado actualmente es aceptable.
“Se prevé que el crecimiento será de 2.5 y no de 3.1% como se había proyectado, un ritmo aceptable que indica que se mantienen los puestos de trabajo de los hondureños en el extranjero. Sin embargo, algunos analistas internacionales creen que la cifra será un poco menor, que apenas llegará al 2%, pero hay que esperar los resultados del cierre del año porque hasta el momento los envíos superan a los del año pasado”, indicó.
Añadió que faltan meses de mucha actividad económica que podrían elevar la cifra.
“Recordemos que vienen las fechas festivas en Estados Unidos que generan mucho movimiento de dinero. Son actividades muy fuertes y vienen otros tipos de crecimiento económico. El nivel de empleo en ese país se sigue manteniendo y ha ido mejorando, ya que pasó de 6.5% a 6.3% en los últimos meses”, manifestó.
Bautista dijo que no es saludable que Honduras dependa de las remesas, pues se cree que se reducirán paulatinamente en los próximos años.
Impacto
La disminución de las remesas familiares podría tener repercusiones graves en la economía nacional, porque como explica Urbizo, “hay impactos micro y macro.
A nivel micro, el nivel y calidad de vida de beneficiarios se afectaría directa y negativamente. Habría una menor capacidad de compra hasta para las necesidades más básicas: alimentos, educación y medicinas. Además, de una reducción en las ventas de los negocios. A nivel macro, disminuiría las importaciones, las reservas internacionales y el valor del dólar se incrementaría poco a poco al haber una menor oferta de dólares”.
El analista económico Lenin Palencia lamentó que la principal fuente de ingresos del país la representen los hondureños en el extranjero y enfatizó que no habrá decrecimiento, pero sí bajará el ritmo de captación de las remesas.
“No bajará porque la construcción, principal fuente de trabajo de nuestros compatriotas, ha repuntado en ese país”.