Las dos mayores economías del mundo están cada vez más cerca de desequilibrar el comercio internacional en medio de imposiciones arancelarias.
La semana pasada, Estados Unidos anunció adoptar aranceles de 25% sobre unos $34,000 millones en importaciones de productos chinos, iniciativa que motivó una represalia inmediata y equivalente por parte de Pekín.
Ayer, el Gobierno de EEUU analizó su próximo paso en la temida guerra comercial al planear una lista por valor de 200,000 millones de dólares en productos chinos a los que impondrá nuevos aranceles.
Analistas internacionales han dicho que los consumidores no solo estarán indefensos, sino que los aranceles dañarán los intereses de los negocios y de ambos países.
Países pequeños como Honduras, que dependen mucho de estas dos economías en importaciones, resultarán afectados en gran manera.
“Importamos la mayoría de los productos de Estados Unidos y, asimismo, también importamos pequeños productos de consumo de China. Al haber embargos, sanciones y alzas en los aranceles, claro que nos afectará”, dijo Alejandro Young, director ejecutivo de la Cámara de Comercio e Industrias China Hondureña y Centroamericana.
A su criterio, Honduras siempre ha tenido en la mira hacer de China su aliado diplomático, en vista que esta potencia tiene un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Además, de su liderazgo en el comercio mundial, que lo llevó en 2017 a hacer que el déficit comercial de Estados Unidos con China alcanzara los $372,200 millones, una cifra que desató la ira de Trump.
“Tomemos en consideración que República Dominicana recién hizo el cambio, antes ya lo había hecho Costa Rica y un poco después fue Panamá. La tendencia nos lleva a pensar que Honduras pasara a ser socio diplomático de China Continental”, sugiere Young.
No obstante, destaca que Taiwán ha sido un socio muy bueno con Honduras y es una razón clave de analizar.
Economistas indican que este tipo de disputas comerciales llevan a la interrupción del comercio y de las cadenas de suministro globales, lo que daña la rentabilidad de las empresas que importan insumos y exportan productos.
La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, opinó hace unos días que “nadie gana” en una guerra comercial y vaticinó que un nuevo conflicto de este tipo dañaría las proyecciones de crecimiento económico global.