Un equipo campeón de verdad siempre es reconocible por el portero y el delantero centro. Por el 1 y por el 9. En el Real Madrid de hoy en día, Cristiano Ronaldo es el 7 para la industria del fútbol, pero ya es un puro 9 de área de toda la vida.
Este domingo en Málaga, siendo el Real Madrid un colectivo coral en el rendimiento, tanto Keylor Navas como Cristiano sujetaron al equipo merengue y le llevaron no sólo a ganar el título de Liga, sino a poner la guinda a lo que es ya un once de época.
El Madrid gana los partidos desde el inicio o de desde el final. De salida volcánica, de búfalo con presión alta o de coraje en la 'zona Ramos' con cinco minutos finales sublimes. En Málaga, salió el Madrid de la prisa. Dos minutos de juego y un gol de Cristiano. Y luego un libre directo de lujo de Sandro a la escuadra, la sacó Keylor con una mano imposible. Los dos fogonazos del partido en Málaga.
El Madrid ha conquistado una Liga especial. Cada una pasa a la historia por un apellido, por un entorno. Esta sin duda es la de una plantilla descomunal. La de la segunda unidad. Jamás tuvo el Madrid en su historia un plantel tan amplio que permite a Zidane diseñar dos equipos paralelos, competir en Liga y Champions y dormir feliz todas las noches. Su gestión de egos ha sido brillante todo el año.
Y entretanto, números. Que por primera vez en 115 años de historia sea la primera vez que marque en todos los partidos, es un detalle. Pero ilustra el poderío del Real Madrid, un club que crece al ritmo de un 11 por ciento anual en los ingresos. Y que tiene pinta de inaugurar un nuevo 'star system' poniendo en el césped dos once distintos, circunstancia que le da un plus de autoridad sobre su máximo rival en Europa, el FC Barcelona, que ahora va con retraso en la confección de su futura plantilla.
Ponderar a jugadores del Madrid resulta injusto. Desde la gente de cantera -Nacho, Lucas Vázquez, Morata-, pasando por tipos fuera de clase -Sergio Ramos, Modric, Kross o Benzema-, defensivos -Pepe, Varane, Casemiro-, el escudo siempre estuvo por encima del número de la camiseta.
Ahora bien, sí es el momento de rescatar el papel de Marcelo. Del Marcelo jugador. Del Marcelo capitán. De un lateral de ida y vuelta, que pisa área, que tuvo gol y sobre todo que sus dos máximos rivales en la Liga -FC Barcelona y Atlético de Madrid- no terminan de descifrar. Cada vez que Simeone o Luis Enrique plantean en la pizarra sus duelos, el problema siempre es el mismo: aplacar el talento de Marcelo. Los jugadores leyenda del Madrid son aquellos que aguantan diez años. El ya lo ha conseguido. Y ha igualado con creces su gran reto: ser el heredero histórico de Roberto Carlos.